Se alquila castillo para estancia de fin de semana en Grisel

El complejo ofrece experiencias medievales como cenas ambientadas, con trajes y música, y se puede pasar la noche en las dependencias de la fortaleza.

Un festín medieval en el castillo de Grisel
El castillo de Grisel tiene su origen en los siglos XI-XII

Sentirse princesa, rey o bufón de la corte nunca fue tan accesible como en el castillo de la localidad zaragozana de Grisel. El complejo, de titularidad privada desde hace varias décadas, ofrece experiencias medievales, como cenas ambientadas con trajes, comida acorde con la época y música, con la posibilidad incluso de dormir en las dependencias de la fortaleza.

La oferta habitual ha tenido que modificarse este año, de hecho, el castillo ha permanecido cerrado durante todo el verano por seguridad. Ahora, con la llegada del otoño, sus puertas se vuelven a abrir, aunque solo para grupos reducidos a un máximo de doce personas. Con esta medida se trata de ofrecer una experiencia segura al visitante, garantizando que no haya contacto con otras personas ajenas a dicha unidad.

Dejando a un lado estas puntualizaciones, la propuesta medieval del castillo de Grisel que le hizo ganar en 2019 el premio a mejor experiencia turística de Aragón, está disponible para quienes quieran retroceder a la Edad Media, al menos durante una cena.

Un festín medieval en el castillo de Grisel
Un festín medieval en el castillo de Grisel

Vivir en un castillo durante un fin de semana

Para este arranque de temporada, el castillo de Grisel ha lanzado una oferta que invita a los visitantes a pasar un fin de semana medieval en la fortaleza. El paquete incluye una estancia de dos noches para grupos de un máximo de doce personas por un precio de mil euros (unos 83 euros por persona).

A su llegada, los habitantes temporales del castillo son guiados por todo el espacio para que conozcan las instalaciones en las que vivirán durante los próximos días. Es una visita cuya duración es de unos 45 minutos ya que se explica de forma pormenorizada al visitante todos los detalles y el funcionamiento de lo que será su casa. “El objetivo es que, una vez hecho el tour inicial, los huéspedes puedan recorrer el castillo a sus anchas, moverse con libertad y conocer su historia”, explica Luis Zueco, gerente del castillo y escritor, quien reconoce que lo más complicado es aclararse con las llaves, que no son pocas.

Quizás para los inquilinos también sea delicado el momento del reparto de habitaciones. Y es que la joya de la corona de las dependencias del castillo de Grisel es una suite de lujo de 70 metros cuadrados más 40 de terraza. En su interior hay bañera con hidromasaje y hasta una pequeña capilla.

Luis Zueco en el castillo de Grisel.
El escritor y gerente del castillo de Grisel Luis Zueco
N.B.

No es de extrañar que ésta sea la habitación más codiciada, pero el resto no se quedan atrás. Las dependencias son diferentes entre sí, manteniendo la distribución original del castillo, y hay tres estancias dobles, dos dobles con terraza y dos suites que, por sus dimensiones, tienen capacidad para más de dos personas.

El alquiler incluye el uso y disfrute del resto de estancias del castillo, con cocina, dos salones, uno en la primera planta de 90 metros cuadrados y otro en la segunda, de 60, y el patio de armas con barbacoa.

Para reservar, hay que contactar previamente con el castillo vía correo electrónico (castillodegrisel@gmail.com) o por teléfono. Tras esta primera conversación, se diseña una estancia personalizada, dependiendo de cómo sea el grupo y de sus necesidades. Además, por seguridad y para mantener las instalaciones en buen estado de conservación, no se admiten despedidas de soltero ni fiestas.

Una cena en el medievo

La mejor experiencia turística de Aragón 2019 se puede vivir cualquier noche en el castillo de Grisel. Consiste en una cena ambientada en la Edad Media, donde los comensales reciben trajes de la época con los que deberán vestirse antes de sentarse a la mesa.

Castillo de Grisel
Castillo de Grisel
Heraldo.es

Las viandas también son lo más acordes al medievo y siempre a base de productos de la zona. Así, el menú incluye queso de Trasmoz, ensalada con tomate de Bulbuente con aceite de oliva virgen de la Sierra del Moncayo, jamón de Teruel, ternasco de Aragón y, de postre, trenza de Borja. Todo ello regado, como no podía ser de otra manera, con vino de la Denominación de Origen Campo de Borja.

El precio básico de la cena es de 50 euros por persona, aunque se puede añadir un extra si se quiere contratar una representación teatral para amenizar la estancia. Las reservas se realizan del mismo modo que el alquiler de fin de semana, contactando con el castillo.

De la ruina al esplendor medieval

Situado en las inmediaciones de Tarazona, Grisel es un municipio de apenas 70 habitantes cuyo castillo data de los siglos XI-XII. Declarado bien de interés cultural, conserva todos sus elementos defensivos, como las murallas almenadas o las torres. Perteneció durante siglos al Cabildo de la Catedral de Tarazona, hasta el XIX, con la desamortización de Mendizábal.

En 1988 fue adquirido por Manuel Giménez Aperte para recuperar el castillo, que se encontraba en estado de ruina. Los trabajos, financiados por su nuevo dueño, se prolongaron durante varias décadas, hasta recuperar el esplendor de la construcción medieval.

Desde hace seis años, Luis Zueco, gerente de las instalaciones y sobrino del comprador, coordina las actividades que se organizan en el castillo y su oferta turística. “En un año normal, tenemos reservas todos los fines de semana y algún evento entre semana”, explica. Y es que las dependencias del castillo son sede de reuniones de amigos, que suelen aprovechar la experiencia de la cena medieval para pasar la noche en la fortaleza. También las empresas escogen este lugar para organizar actividades con sus equipos y sus salones han acogido bodas ambientadas en el medievo.

Para esta temporada, que acaba de arrancar, las opciones se han reducido para garantizar la seguridad del visitante y solo se pueden contratar para grupos únicos, tanto la cena como la estancia de fin de semana. Por este mismo motivo, por el momento, no se ofrecen las visitas guiadas, evitando así contacto de personas desconocidas.

Con sus puertas recién abiertas de nuevo, desde la gerencia del castillo se espera retomar la actividad con la llegada del otoño, especialmente durante los puentes festivos. En cuanto al origen de los visitantes, Zueco explica que habitualmente llegan desde todos los lugares, destacando por su lejanía Estados Unidos o Australia.

Este año, en cambio, los lugares de procedencia han cambiado radicalmente, con especial incremento de los turistas llegados desde Zaragoza e incluso desde localidades muy próximas a Grisel.

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