aragón es extraordinario

Viene secreto a voces: Utrillas es una mina

El Museo de la Ciencia y la Arqueología, gestionado por la Asociación de Voluntarios del Patrimonio, es una inmersión ética y estética en el pasado de la firma MFU

Decir que la minería es cosa magnética tiene su coherencia, y tan válida es la aproximación nostálgica –a posteriori– de la actividad como el recordatorio de lo peligroso y durísimo que era trabajar en las galerías. En Utrillas, capital minera por excelencia en Aragón, la mina es ahora un patrimonio que alimenta su potencial turístico. Antonio Fontenla es el presidente de la Asociación de Voluntarios del Patrimonio de Utrillas; José Hinojo es el vicepresidente. Ambos fueron mineros; en su juventud, José estuvo en las tres de interior de Utrillas, y luego pasó a la central térmica de Escucha, donde permaneció hasta el cierre. Antonio fue minero a cielo abierto.

“Este edificio -explica José- es el Museo de la Ciencia y Arqueología de Utrillas, y fue en su día el hospital minero, este año se cumple el centenario de su construcción. En este siglo ha sido sobre todo el ambulatorio privado de la empresa Minas y Ferrocarriles de Utrillas (MFU), fundada en 1900 y que cesó su actividad en 2002; aquí se atendía a heridos y enfermos, amén de los familiares. La gestión de la enfermería la llevaban las Monjas de la Caridad de San Vicente de Paúl, que también impartían clases en el colegio de niñas de la Compañía. Del de chicos se encargaban principalmente maestros seglares, aunque tenía una clara inclinación católica”.

Vídeo del Museo de Utensilios Mineros de Utrillas

El edificio, muy céntrico, está intacto, con la decoración adaptada al afán museístico. En las diversas salas y pisos se suceden los comentos, las fotografías, las maquetas… es una elegante inmersión en el pasado. “Muchas de estas maquetas –explican Antonio y José– son obra de Manuel Beltrán, persona básica en este esfuerzo, con un gran talento, al que se dedica este museo; tiene 88 años. Algunas de las maquetas son móviles, de hecho; a los niños les encanta. No obstante, las modificaciones son mínimas y discretas ”.

El museo recuerda el ferrocarril Utrillas-Zaragoza, que daba salida al lignito negro local. “Había dos líneas de ferrocarril aquí, una local de vía estrecha, por la que transita la locomotora que se pone en funcionamiento cada quince días, y la otra que iba a Zaragoza: 125 kilómetros de vía métrica. ¿Sabéis que en los 60 había coches eléctricos de la Compañía que luego se hicieron híbridos al incorporar un diesel?”, dice Antonio.

José, como en su día Martin Luther King, tiene un sueño. “Me encantaría ver hecha realidad una vía verde completa; aquí hay tres kilómetros hechos a golpe de riñón, pero sería maravilloso que se recuperaran estos edificios de las viejas estaciones y apeaderos, que se cediesen a los ayuntamientos para poder acondicionarlos entre todos”.

El museo incluye la recreación de una galería de mina con singular realismo, que incluye sonidos percutores y explosiones. “La gente disfruta, está muy lograda; en las visitas, y aprovechando nuestras experiencias, tratamos de meter siempre nuevas anécdotas y matices. Además, los visitantes pueden ver las herramientas, y tocarlas; siempre con cuidado, que pesan mucho”. Ojo: se recuerda el papel avisador de dos tipos de animales: las ratas (cuando salían huyendo, había que imitarlas: venteaban las fugas) y los pajarillos afectados por el grisú.

Muestra de utensilios mineros sin parangón en toda España

En la zona de Santa Bárbara, el Parque Minero tiene una gema en el Museo del Pozo y una alhaja con el Museo de Utensilios, alimentado por la generosa donación de lampistería minera del coleccionista José Manuel Sanchís Calvete. “Su única condición -explica Antonio Fontenla– era que se expusieran con dignidad. Hay lámparas de todo el mundo; mucha de aceite y petróleo en formas muy diversas, desde latas de conserva con tetera, otras que llevaban mulas con una pantallita, otras tipo rana, una gorra especial para lámpara de algodón… en las minas inglesas había muchos accidentes y encargaron a un científico llamado Davy unas lámparas de seguridad para detectar el grisú; se le ocurrió poner una malla de protección alrededor de la llama. Un tal Stephenson le disputó la patente, pero la disputa la ganó Davy; Stephenson obtuvo la gloria luego al inventar la máquina de vapor”.

Antonio y José muestran la efectividad de la malla aplicando un quemador. “Parece un experimento que hicieron en ‘El hormiguero’, pero a ellos no les salió. El Motos –ríen– no fue minero”. También se pueden admirar lámparas de carburo con dos cuerpos; abajo la piedra, arriba el agua regulada por una rueda. Se genera acetileno para soldar.

Además de las lámparas hay cascos de fieltro prensado, teléfonos de mina, ábacos para controlar la producción (se trabajaba a destajo) y un curioso rectificador de corriente por vapor de mercurio, que se usaba para dos máquinas de tren de corriente continua que trabajaban en la mina de Santiago; es de vidrio soplado, de una pieza y parece un alambique gigante con brazos soldados. A su alrededor se erizaban todos los pelos cuando se ponía en funcionamiento. Ah, y también está expuesto un ámbar del yacimiento de Sant Just, que es es uno de los más antiguos que se conocen.

¿La Hulla 1 y la Deus? Unas auténticas máquinas, literalmente hablando

La Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocarril colabora con el Parque Minero de Utrillas poniendo en marcha (y dando mantenimiento) a las máquinas históricas presentes en la zona de Santa Bárbara. Sheldon Cooper, el científico enamorado de los trenes en la serie ‘Big Bang Theory’, sería feliz al ver la locomotora Hulla 1 de Orenstein y Koppel, de 1903; se pone en marcha para paseos una vez cada quince días (los sábados) y las semanas alternas sale la Deus (con motor diesel) de 1958. «La Hulla –explica Ángel, trabajador del Museo– hay que engrasarla bien desde cilindros a depósitos, para que las bielas se muevan bien; se tienen que repasar todos los tornillos para apretarlos, y para encenderla hay que sacarla y remolcarla fuera de su hangar; tarda dos horas y media en encenderse”. Hay otra máquina desmontada, de 1918, que se está recuperando poco a poco”.

UTRILLAS

Comarca. Cuencas Mineras.

Cómo llegar. Desde Teruel, su capital de provincia, hay 71 kilómetros por la N-420.

Comer y dormir. El céntrico hotel Villa de Utrillas es destino habitual de viajeros por trabajo; cuenta además con servicio de bar y restaurante. Para comer, La Mina (a apenas 100 metros de este hotel) es un destino predilecto; menús cumplidos y un excelente yogur casero por el que los clientes acuden ex profeso.

El Barranco y Cueva de Las Palomas. Es un recorrido breve, y consta de los hocinos del Pajazo y Las Palomas. Para llegar a él desde Las Parras de Martín (pedanía de Utrillas) se camina por un sendero durante media hora. Desde el año 2008 se puede acceder hasta la misma boca de la cueva a través de unas pasarelas construidas sobre el río.

Las Facies de Utrillas. Son un espectacular conjunto geológico formado por areniscas, arenas y arcillas de varios colores, con tonos como el blanco, el rojo, el violeta, el beige o el amarillo. 

Artículo incluido en la serie 'Aragón es extraordinario'

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