TURISMO

El embalse del Arquillo, la playa de Teruel

Familias, parejas y grupos de amigos apuestan por este rincón de la capital turolense para hacer una escapada a remojo.

Pantano del Arquillo con gran afluencia de gente
Desinfección de las barcas a pedales que se alquilan en el pantano.
Jorge Escudero

El pantano del Arquillo de San Blas rebosa agua y actividad. Veraneantes de toda la provincia e incluso de otras comunidades eligen el embalse como destino para pasar el día y disfrutar de la naturaleza.

Situado en el barrio de San Blas, el embalse del Arquillo se construyó en el cauce del río Guadalaviar y abarca una superficie de 83 hectáreas con una capacidad máxima de 22 hectómetros cúbicos, el equivalente a 8.000 piscinas olímpicas. En la actualidad, el embalse se encuentra al 93% de su capacidad, después de varios años de sufrir una profunda sequía. El pantano abastece de agua a la capital y también a la central hidroeléctrica de Carburos, además de servir para el regadío y, ahora en verano, para el recreo. 

Rodeado de árboles y montañas, es el lugar perfecto para escapar de las altas temperaturas propias del mes de agosto. Es el caso de la familia de Leonor, Nieves, José y Eva, que vino de Valencia a pasar unos días en el municipio de Manzanera y decidió acercarse a darse un baño en el pantano. La piscina municipal de Manzanera se encuentra cerrada, pero los miembros de esta familia coinciden en que "aún teniendo piscina, no nos perderíamos este paisaje tan precioso". 

Por estas fechas son muchos los turolenses y veraneantes que aprovechan los días soleados para visitar el pantano y en este verano de la covid, aún más. El plan incluye darse un baño en el Arquillo, pasear por la ruta natural del Guadalaviar o alquilar una de las barcas a pedales y kayaks que los dueños del quiosco-bar ofrecen. Eso sí, es importante darse prisa en adquirir un billete ya que en los días más calurosos las colas pueden ser de hasta cinco horas. "Este año estamos teniendo más afluencia", asegura Jesús, hijo del dueño que lleva más de 32 años regentando el negocio. "El aparcamiento regula un poco el aforo, pero aún así estos días estamos recibiendo a unas 200 personas al día", añade.

Esta nutrida concurrencia de visitantes requiere que se mantengan unas intensas medidas anticovid, que consisten en la desinfección frecuente de barras, mesas y material acuático, así como la mascarilla obligatoria en todo el complejo y hasta para subir a las embarcaciones. Jesús, quien además se encarga de la gestión de las papeleras de la zona, destaca la acumulación de mascarillas usadas en los alrededores y la zona de aparcamiento, por lo que pide conciencia ante el aumento de estos residuos. "Entiendo que en el agua puede volarse la mascarilla, pero todos tenemos que ser responsables", dice.

El grupo de amigos de Mireia, Marta, Jorge y Rubén están conformes con las medidas sanitarias, aunque han preferido sentarse en una zona un poco más apartada de los merenderos. "Otros años no había casi nadie, pero ahora lleva muchos días a reventar", apuntan. Desde Toril y Masegoso, estos amigos se han acercado al pantano por la falta de otras actividades este verano. "Llevábamos queriendo venir varios años y hemos aprovechado para hacerlo ahora", aclara uno de los jóvenes.

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