Ricla presume de parque Jurásico acuático

El terreno árido actual era en su día un mar. De ese hecho quedan varios yacimientos de referencia para los investigadores, con fósiles de corales, moluscos y hasta reptiles.

Antes de que en 1992 Steven Spielberg iniciase el rodaje de Parque Jurásico, en Ricla ya llevaban tres años organizando sus hoy consolidadas Jornadas Aragonesas de Paleontología. No era por capricho: en este término municipal se cuentan siete yacimientos del período Jurásico, con más de 200 puntos de interés. Uno de ellos es el llamado barranco de la Paridera, a las afueras de la localidad, que ha sido lugar de peregrinación para estudiantes, aficionados y eminencias de la investigación desde hace décadas.

“Hay que mirar lo que pisas”, advierte Davinia Moreno, riclana, doctora en Geocronología y miembro del Equipo de Investigación de Atapuerca desde 2007. El aviso, un lema entre los geólogos, no es en balde: a cada paso aparecen restos de las formas de vida que dominaban el paraje cuando el agua del mar de Tethys lo inundaba todo. A la vista del profano resulta más complicado, pero una persona curtida en estas lides como ella da con un amonites en su primera pisada; un molusco fósil con concha externa en espiral.

A pocos centímetros aparecen los restos de un tipo de braquiópodo y los de una esponja. Cerca de allí, durante las obras de construcción de la línea del AVE Madrid-Barcelona, aparecieron los restos del ya conocido cocodrilo de Ricla, el ejemplar marino más antiguo y mejor preservado de toda la Península Ibérica, que vivió hace unos 164 millones de años.

Davinia, la primera persona de España en ser doctora en Geocronología con especialización en datación por Resonancia Paramagnética Electrónica, incide en que “Ricla en sí, el casco urbano, está construido encima de las rocas de lo que hace millones de años era el fondo de un mar. Todos los cimientos de las casas del pueblo están dentro de la piedra caliza del jurásico”. Dada esta pista, no es de extrañar que las Jornadas tengan en Ricla su entorno ideal, fruto a su vez de la iniciativa de la Asociación Cultural Bajo Jalón, fundada en 1988 por Carmelo Moreno –padre de Davinia– Javier Castellano y Joaquín Guerrero.

Tampoco se hace raro que a Ricla se le considere una meca de la paleontología. “Hay muchas, muchísimas tesis doctorales que hablan sobre los estratos jurásicos de Ricla o sobre su rica fauna marina, ya que algunas especies solo se encuentran aquí. Es por ello que muchos autores siguen viniendo, años después de haber terminado sus tesis”, detalla Davinia Moreno. Al mismo tiempo recuerda que “hay estratos –capas en que se dividen los sedimentos– que han sido definidos por primera vez aquí”. Además de recibir a expertos en sus etapas formativas, la localidad ha acogido ponencias de investigadores de prestigio como Emiliano Aguirre, Bermudo Meléndez, Peter Carls y Klaus Sdzuy, entre otros.

Ricla, la meca de la paleontología

RICLA

Comarca. Valdejalón.
Cómo llegar. Desde Zaragoza, su capital de provincia, le separan unos 40 minutos por la A2 hasta la salida 271, a la altura de La Almunia de Doña Godina, para tomar la A-121.
BMX. El circuito de El Arañal es el más grande de Aragón. El proyecto contó con el asesoramiento de Jorge Gil, campeón de Europa de esta modalidad. Lo respalda el Club BMX Valdejalón.
Gastronomía. La localidad es conocida especialmente por sus explotaciones de cereza y también por el ajo verde. Ambas especialidades se dan cita en una feria anual en junio que este año, por la pandemia, no se ha podido hacer.
Braulio Lausín. Conocido como el Gitanillo de Ricla, la plaza de toros del municipio lleva el nombre de este matador, que falleció en 1967.
Torre de la iglesia de la Asunción. El templo está considerado como Bien de Interés Cultural y la atalaya en sí cuenta con 55 metros de altura. Se levantó entre finales del siglo XIV y el siglo XVI.

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“Las Jornadas, además de traer a eminencias nacionales e internacionales, han servido para dinamizar el pueblo y generar una riqueza económica similar a cuando estamos en fiestas”, subraya Moreno. Sin embargo, reivindica que ese no es el techo de la cita, ni de la asociación: “La lástima es que sea algo puntual. Por eso la Asociación siempre ha reivindicado que haya un museo en el pueblo; significaría al menos un puesto de trabajo fijo y una afluencia de visitantes constante”.

Una riclana pionera dentro del núcleo investigador de Atapuerca

Davinia Moreno es licenciada en Geología por la Universidad de Zaragoza, máster en Arqueología del Cuaternario y Evolución Humana por la Universitat Rovira i Virgili, doctora en Geocronología por el Museo Nacional de Historia Natural de París y miembro del Equipo de Investigación de Atapuerca (EIA) desde 2007. Y es de Ricla. “Me he criado entre piedras”, reconoce. “Desde que nací, mi padre me ha llevado al campo y él se ha puesto a picar. He visto fósiles en casa y he estado rodeada de importantes paleontólogos desde pequeña”, explica.

Con esos mimbres, la cesta era cuestión de tiempo. “Estuve en una de las primeras promociones del máster que fundó Eudald Carbonell, uno de los codirectores de Atapuerca”, sigue. Para finalizarlo se marchó a Francia en 2007, inicialmente para cuatro meses. Durante siete años, Moreno obtuvo una beca para elaborar su tesis doctoral que defendió en 2011, tuvo su primer contrato post-doctoral y trabajó en la Universidad alemana de Tübingen como profesora de métodos de datación.

En 2014 se le abrieron las puertas para volver. “Salió una plaza de sustitución para dos años, que conseguí, y después una de cinco años en el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), ubicado en Burgos. Me presenté y también la gané”, recuerda.

“En el CENIEH participamos, además de trabajar en Atapuerca, en muchos proyectos de colaboración”, apunta. Entre ellos, Davinia Moreno aclara que uno de los más especiales parta ella está en Poblete (Ciudad Real); el otro queda algo más lejos, en Eritrea. “En el caso de Eritrea fui la primera mujer en ir a ese yacimiento, en la frontera de Etiopía, y dentro del proyecto se realizó una parte más humanitaria, encaminada a ayudar a construir pozos de agua para la población local”.

Ricla, la meca de la paleontología
Ricla
MACIPE

Defensa de un amplio y diverso patrimonio en la localidad

Dado el vasto patrimonio del pueblo, un grupo de vecinos fundó en 2016 la Plataforma para la Recuperación del Patrimonio de Ricla. No solo se centran en su famosa torre mudéjar, sino que dan unos cuantos pasos más allá.

Entre sus últimos caballos de batalla está la conservación del conjunto que forman la antigua cárcel, el horno y la carnicería, situados en la plaza de la Carnecería (conocida como Lonja), a escasos metros de la atalaya. En abril de 2019, la Plataforma advirtió del peligro de que se derrumbase y pidió conservarlo; el Ayuntamiento, liderado por Ignacio Gutiérrez, reconocía que era “una intención magnífica, pero va a ser muy complicado”, en referencia al coste.

Un año después, el edifico sigue acordonado y Patrimonio Cultural rechazó calificar su valor histórico de notorio, a pesar de reconocer que su fachada acogió los concejos locales en el siglo XVII.

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