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Así serán los precios de los alquileres en la playa y la montaña este verano

En general se han incrementado, aunque los precios de los hoteles se mantienen. "Los propietarios que alquilaban en temporada alta no lo van a hacer porque quieren pasar sus vacaciones en ellos", dicen los expertos.

Salou empieza a acoger la llegada de los primeros aragoneses.
Salou empieza a acoger la llegada de los primeros aragoneses.
Tjerek Van Der Meulen

Un informe recientemente publicado por la compañía tasadora Tecnitasa indica que los precios de los alquileres vacacionales en zonas de costa se han incrementado en un 3% de media respecto al verano pasado. Esta subida oscila entre un 2 y un 10% en los apartamentos de la playa de Salou, uno de los destinos playeros más frecuentados por los aragoneses. Tendencia al alza que también se ha notado en Calafell, en la misma provincia de Tarragona.

En esta zona, según el informe de Tecnitasa, los alquileres de inmuebles de 60 metros cuadrados registran precios de 1.100 euros la semana, en Salou, y algo más moderados en Calafell, donde los alojamientos más amplios, de 75 metros, están por 800 euros. Los datos que arroja el estudio son valores medios pero, buceando en internet, se pueden encontrar precios más bajos. Si se prescinde de ver el mar desde la terraza y el cuerpo soporta seis noches durmiendo en un sofá cama, la semana de alojamiento en Salou puede salir por la mitad de precio.

Entre las causas de esta subida de tarifas, desde Tecnitasa apuntan, entre otros motivos, al descenso de la oferta. “Este año, los propietarios de apartamentos que habitualmente los alquilaban en temporada alta, no lo van a hacer porque quieren pasar sus propias vacaciones en ellos”, explica Juan Pedro Micó, delegado de la tasadora en Tarragona.

A esta disminución de las plazas de alojamiento se suma el aumento de la demanda en un destino de playa donde predomina el turista nacional que, este año, tiene menos ganas de ir a un hotel. “El de Salou es un turismo más doméstico, de familias españolas, frente al perfil internacional de otras playas, como la de Sitges”, apunta Micó. En este último caso, ante la ausencia este verano de turistas extranjeros, no se contempla una subida de precios, aunque los alquileres siguen siendo elevados, con un precio medio, según el informe de Tecnitasa, de 1.400 euros la semana.

En la provincia de Castellón, donde se localizan otras de las playas más visitadas por los aragoneses, el estudio no contempla apenas subida de precios. Es el caso de Oropesa del Mar, Peñíscola o Vinaroz, donde los alquileres oscilan entre los 500 y los 750 euros semanales de media en apartamentos de entre 60 y 70 metros cuadrados.

En todo caso, sí se espera un ligero ajuste de precios motivado, indican desde la delegación de Tecnitasa en Castellón, porque los propietarios tienen gastos extra este año, derivados de las medidas de seguridad establecidas. “En las comunidades con piscina hay que contratar a personas que vigilen el aforo y las tareas de limpieza y desinfección se incrementan, tanto en zonas comunes como en los apartamentos entre un inquilino y otro”, explica Mercedes García, delegada de la tasadora en la zona.

Hacia el sur de la provincia, en destinos como Benicasim o Burriana, la cancelación de varios festivales musicales ha supuesto un duro golpe y el descenso radical de turistas extranjeros. En estos casos, los precios de alquileres también se mantienen, pudiendo encontrar un apartamento de 70 metros en Benicasim por 600 euros de media semanales.

Los hoteles mantienen tarifas

Frente a este incremento de precios más o menos moderado en las viviendas de alquiler vacacional, en los hoteles las tarifas se mantienen. Con un descenso de la ocupación hotelera para este verano estimado en el 40%, este tipo de alojamiento están sufriendo más las consecuencias de la crisis sanitaria.

El principal motivo que ha hecho subir la demanda de alquileres es que este año se busca la privacidad y el aislamiento que ofrecen los apartamentos o las casas, y no las aglomeraciones de los hoteles, con zonas comunes y más probabilidades de contacto con personas ajenas. Además, algunos de los servicios que aportan un valor añadido en los hoteles, como las piscinas o los desayunos de buffet libre, no van a poder estar siempre disponibles, o no en las condiciones habituales.

En este sentido, desde la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT) no auguran buenas cifras. “Hace unas semanas pensábamos que ni siquiera habría temporada de verano, así que no esperamos grandes números”, asegura Jorge Marichal, presidente de CEHAT. En todo caso, la confederación ve movimiento en el turismo nacional que, este año, se decanta más por destinos de naturaleza y de interior. La costa Peninsular, con playas amplias a las que se puede viajar en coche privado, es el destino más elegido, quedando atrás, a diferencia de otros años, las islas, con especial pesimismo en Canarias.

Predilección por la montaña y el turismo de interior

“El 90% de los alojamientos que se ajustan a tus criterios de búsqueda ya no están disponibles en nuestra web”. Es el mensaje que se puede leer al realizar la búsqueda de alojamiento en un hotel del Pirineo oscense para una semana de verano en la plataforma Booking. Tanto en julio como en agosto, la disponibilidad, según los requisitos, es ya limitada motivado, en parte, porque no todos los establecimientos hoteleros están abiertos.

Anabel Costas es la presidenta de Hoteles de la Asociación Provincial De Empresarios Hostelería De Huesca. También regenta el hotel El Privilegio, en Tramacastilla de Tena, por lo que conoce de buena mano cómo está la situación. “Estamos teniendo reservas, pero también cancelaciones”, confiesa, añadiendo que desde el sector se es consciente de que esta no va a ser una temporada buena, dadas las circunstancias. “Si llegamos a un 50% de los números que conseguimos el año pasado, será un lujo”, asegura.

Su hotel es el único que está abierto de los siete establecimientos turísticos de Tramacastilla, entre cafeterías, restaurantes y alojamientos. Para hacer frente a la nueva situación, Anabel confiesa que han tenido que flexibilizar las condiciones de cancelación. “Siempre cobrábamos un porcentaje porque tenemos pocas plazas y no nos podemos permitir cancelaciones dos días antes de la llegada”, explica. “Pero este año, -continúa- hemos tenido que adaptarnos y dar total libertad al cliente”.

En cuanto a los precios, la habitación doble para seis noches de mediados de julio más barata que ofrece Booking saldría por alrededor de 455 euros, aunque hay hoteles con spa y otras comodidades que superan los mil euros semanales.

Unos precios que este año se han mantenido, a pesar de que los propietarios han tenido gastos extra en materia de desinfección y otras medidas de seguridad.

La OCU recomienda reservar con cancelación flexible

El cliente lo busca, los alojamientos turísticos lo saben y la OCU lo recomienda. La cancelación flexible es clave en esta situación de incertidumbre y cambios de última hora. De hecho, optar por reservar con flexibilidad ante posibles cancelaciones es la principal recomendación de la Organización de Consumidores y Usuarios.

Desde la organización aconsejan para este año mirar más este tipo de facilidades que ofrecen las plataformas vacacionales como Booking o AirBnb para evitarse problemas a posteriori. “Es preferible hacer una reserva con cancelación gratuita desde el principio y no tener que reclamar después si finalmente no se puede realizar el viaje”, recomienda Alejandro Marín, delegado de la OCU en Aragón.

También advierten de algunas quejas recibidas en relación a hoteles que ofrecen plazas para fechas en las que probablemente todavía no estén abiertos. “Con el objetivo de alcanzar una mayor ocupación para que la apertura sea rentable, se promocionan en los buscadores a sabiendas de que es posible que no puedan ofrecer ese servicio”, explica Marín.

Los clientes víctima de esta mala práctica efectúan el pago de una reserva con tres o cuatro días de antelación, pero 24 horas antes de dicha fecha reciben un correo electrónico en el que se les indica que el hotel no está abierto todavía. Como primera opción, se les ofrece una alternativa en otro alojamiento del mismo grupo y, si esta solución no es de su agrado, se les devuelve el dinero. En caso de aceptar el cambio, advierten desde la OCU, el alojamiento debe ser de igual o mayor calidad que la reserva inicial.

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