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Los chiringuitos más singulares de España

Aunque es difícil hacer una selección sobre más de un millar de bares a pie de playa, por su historia, su carta o sus vistas siempre hay alguno que destaca más que otro... 

Preparativos en la playa de Sitges para poner a punto los chiringuitos.
Preparativos en la playa de Sitges para poner a punto los chiringuitos.
EFE

Vaya por delante que cualquier ranquin que se establezca será injusto y polémico. Los chiringuitos son para muchos un pequeño refugio estival y un remanso de paz y, por tanto, cada cual tiene sus preferencias. Se calcula, además, que en España hay más de mil bares a pie de playa, con lo que resulta imposible decir cuáles son los mejores. ¿Qué criterios se seguirían en tal caso? ¿Que las vistas sean bonitas? ¿Que la carta esté muy cuidada? ¿Que el servicio sea bueno?

El Canal Cocina ha llegado a hacer incluso una serie documental de 22 episodio, ‘Spanish Chiringuito’ se llama, sobre los mejores restaurantes situados en las playas más paradisiacas, por lo que reducir el cerco a una decena se antoja complicado. No obstante, aquí va una pequeña y discutible selección de este tipo de establecimientos, que comenzaron siendo “merenderos de playa” y no tardaron en extenderse por las costas de todo el país.

AÑORANZA DE LOS AÑOS 80

En Nerja, en Málaga, son muchos los clientes que van en romería a uno de los chiringuitos de la playa Burriana. Allí se encuentra un veterano establecimiento, famoso por su ajoblanco pero, también, por haber sido escenario de la serie ‘Verano azul’. De hecho, el plato especial del Chiringuito de Ayo que así se llama el local, es una paella en homenaje a Piraña, Chanquete y compañía. Presta servicio desde 1969 y es un clásico en la Costa del Sol que tiene previsto retomar la actividad la segunda quincena de junio. Es cierto que su estética se ha quedado algo desfasada y que el chiringuito parece estar descuidado, pero se supone que es parte de su ochentero encanto. Las críticas en Tripadvisor son positivas y más que su paella destacan sus sardinas.

PULPO Y ALBARIÑO

En Cabañas, La Coruña, se encuentra el chiringuito Los Pinares, que más de una vez ha aparecido en la tele porque entre sus comensales han aparecido Mariano Rajoy o Núñez Feijoó. Como es natural, su fuerte son los berberechos, las zamburriñas, el pulpo… pero también dicen que destaca por sus tortillas y arroces. La carta de vinos, “a precios razonables” es amplia, y dicen sus clientes habituales que está “bastante digitalizado para ser un chiringuito”. Eso sí, quienes tienen prisas o prefieren degustar la comida en espacios más tranquilos se buscan una alternativa en la misma playa de la Magdalena.

TODA LA COSTA VASCA

Uno de los establecimiento más singulares del País Vasco es el de la donostiarra isla de Santa Clara. El chiringuito tiene ese mismo nombre y en él pueden disfrutarse pinchos de anchoas y mejillones con salsa picante. Otra cosa no, pero en el País Vasco se come estupendísimamente y parece una obviedad decir que en cualquiera de sus bares el paladar se dará un festín. Otro de los chiringuitos de San Sebastián que están ganando fama es el ubicado en la playa de Ondarreta y llamado Dabadaba Beach. Allí lo que debe pedirse es un pincho de salmón con txaca (palito de cangrejo) al tiempo que se ve a los jóvenes coger olas.

Una de las vistas del chiringuito Agua de Tarifa.
Una de las vistas promocionales del chiringuito Agua de Tarifa.
Heraldo

VIENTO DE PONIENTE

Y de surf continuamos hablando porque uno de sus santuarios en Europa es Tarifa y la playa de los Lances. En este rinconcito gaditano, los atardeceres son espectaculares en el llamado chiringuito Agua de Tarifa, donde acuden decenas de surfistas y kitesurfistas ha recargar pilas. Pinchitos de cerdo y ensalada de pollo son algunas de las viandas que ofrece su carta, si bien los comensales tendrán que buscar un sitio a cubierto en el que no pegue demasiado el viento para comer tranquilos.

LA PUJANZA DE LA COSTA BRAVA

En la Costa Brava son tantísimos los chiringuitos que hay que parece temerario citar solo uno o dos. Muchos recomiendan el ‘cocktail bar’ de la cala Bany, en Lloret de Mar, porque las vistas de la puesta de sol desde la terraza y entre las rocas son de gran belleza. Destacan, claro, los cócteles para todos los gustos: mojitos, daikiris, caipirinhas… Un poquito más arriba, en Cadaqués, hay otro pequeño bar con mucha actividad nocturna que -cuentan- ha recibido la visita de renombrados artistas como Dalí (claro), Gabriel García Márquez o Richard Hamilton. Se trata del Boia Nit, un conocido recodo en la bahía gerundense, que está abierto todo el año, aunque la sección de coctelería se reserva de junio a septiembre. 

TAMBIÉN LAS ISLAS

Una vez repasada someramente el perímetro peninsular, no conviene olvidarse de las islas, así que dejaremos un par de pinceladas, a pesar de que en ellas, como es lógico, la densidad y el ratio de chiringuitos por municipio se dispara. En Baleares parece haber consenso en que las vistas desde las playas de Menorca son insuperables. Así, en la de Santo Tomás es recomendable tomarse un refrigerio en Es Bruc. Se accede fácilmente por la playa, la comida es típica mediterránea (atención a sus mejillones) y, por cierto, aceptan tarjeta. En Canarias la cosa está también muy disputada, pero por citar un botón de muestra escogeremos el establecimiento de la cofradía de pescadores de La Punta, en Punta del Hidalgo, Tenerife. Uno de sus principales atractivos son las lapas con su mojo verde canario con vistas al Atlántico, desde donde se intuye el Teide.

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