cicloturismo

Ruta en bici por el Maestrazgo

Propuesta de trayecto circular en el corazón de la provincia de Teruel, transitando la sierra de Ejulve, el Parque Geológico de Aliaga, la sierra de Gúdar y los órganos de Montoro. 

Teruel
Imagen de la localidad de Aliaga, donde viven alrededor de 400 personas
Laura Uranga

El Maestrazgo turolense representa uno de los territorios más inexplorados y desconocidos de la geografía aragonesa, y un escenario ideal para recorrerlo en bicicleta. Por la paz de sus carreteras, su pintorescos paisajes y el silencio de sus pueblos, este rincón de la provincia de Teruel supone uno de los paraísos cicloturistas de Aragón, a su vez menos frecuentados y más olvidados en cualquier propuesta de este tipo en la Comunidad. De hecho, casi todas las carreteras del trayecto están incluidas en el proyecto “Slow Driving Aragón”.

Existen diferentes variantes y enlaces para recorrer la zona, aunque nos centraremos en una ruta clásica y genérica de recorrido circular, con fuerte atractivo turístico, con origen y llegada en Ejulve, en la comarca de la Andorra-Sierra de Arcos. Es una ruta dura por su desnivel acumulado, en total, unos 2.200 metros repartidos en 120 kilómetros.

De la encrucijada de caminos que es Ejulve, tomaremos la carretera A-1403 en dirección el puerto de Majalinos, una subida de unos ocho kilómetros que nos da entrada a la comarca de las Cuencas Mineras. Sus laderas, hasta hace 20 años, estaban pobladas de pinos, carrasca y otra vegetación, pero fueron arrasadas por diferentes incendios forestales, el último en 2009. Coronado el puerto, descendemos, en una rápida bajada, con mucha precaución al inicio, hacia Aliaga, adentrándonos en su parque geológico y visitante la vieja central térmica y vestigios de yacimientos mineros.

Desde allí, cruzada esta localidad, tomaremos un desvío a la izquierda, por una pista asfaltada, en buen estado y muy tranquila, apenas transitada por los vecinos de la zona, que desemboca en Miravete de la Sierra y continúa hacia Villarroya de los Pinares, al norte de la sierra de Gúdar, localidad conocida por su iglesia gótica.

Allí, enlazaremos con la carretera A-226 proveniente de Allepuz y el acceso norte a Valdelinares. Desde allí, afrontaremos la bonita ascensión al puerto de Villarroya que nos pondrá camino de Fortanete. En este pueblo, iniciamos, sin apenas descanso, otro nuevo puerto, el Cuarto Pelado, en cuya bajada tendremos el desvío hacia Cantavieja o hacia Villarluengo. Tomaremos esta última dirección, una larga y preciosa bajada por la carretera A-1702, pasando por Cañada de Benatanduz. Más de 25 kilómetros de descenso, con paso por Villarluengo y sus casas colgadas, hasta llegar al río Guadalope y uno de sus lugares emblemáticos: Pitarque y el Hostal de la Trucha, con su piscifactoría natural.

Entramos aquí en un territorio de desgaste, rompepiernas, pero muy agradable para la vista, especialmente, cuando afrontamos el paso por el desfiladero de los Órganos del Montoro, un monumento natural compuesto por una estructura rocosa de calizas. Remontando la carretera, iniciaremos la subida a otro los pasos icónicos de la zona: el puerto de los Degollaos, por su vertiente más exigente y escénica. Esta carretera ha sido recientemente reformada, y en su cima se ha inaugurado una escultura de una cabra montesa, animal típico de la zona. Desde arriba, tomaremos un descenso rápido para cerrar la ruta en Ejulve, tras, a ritmo medio, unas cinco horas de cicloturismo en toda la extensión de la palabra.

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