Un trabajador por cada diez habitantes: el panorama laboral de la despoblación

Un centenar de pueblos de Aragón mantienen casi el pleno empleo con entre 1 y 10 trabajadores. Eso sí, de haber iniciativas laborales, no encontrarían trabajadores.

Un centenar de pueblos de Aragón mantienen casi el pleno empleo con entre 1 y 10 trabajadores. Eso sí, de haber iniciativas laborales, no encontrarían trabajadores.
Un centenar de pueblos de Aragón mantienen casi el pleno empleo con entre 1 y 10 trabajadores. Eso sí, de haber iniciativas laborales, no encontrarían trabajadores.
Tío Carrascón

En Tormón, en la zona más al sur de la Comunidad de Teruel, tienen 6 trabajadores. Y no hay paro. Una empresa formada por autónomos y el bar se bastan para dar a este pueblo los servicios que necesitan sus 34 habitantes censados, de los que habitan unos 20 todo el año.


Desde hace un par de años, su alcalde, Faustino Archilaga, ha intentado mejorar la economía del pueblo buscando formas de sacar partido a uno de sus mayores recursos, los bosques. Sin embargo, tras varias intentonas por recuperar oficios como el de resinero o explotar la madera, todo sigue igual.


“Se intentó y se seguirá intentado, pero no dio sus frutos en un primer momento. La empresa que tenemos aquí buscó a un chico para intentar sacar adelante más trabajo pero no cuajó”, cuenta el regidor de este pequeño municipio.


Su historia es similar a la del centenar de pequeños pueblos de Aragón que mantienen empleadas a entre 1 y 10 personas, según los datos del Instituto Aragonés de Estadística. Todos los vecinos (y algunos nuevos llegados cada año gracias a la salida a concurso de bares y otros servicios) que están en edad de trabajar, porque el resto son jubilados.


En el Aragón rural, azotado por la despoblación, la edad media actual de los pueblos de menos de 100 habitantes es de 56,6 años. Un índice que desciende hasta los 41,5 en las ciudades de más de 10.000 habitantes. En total, según las estadísticas de la Seguridad Social, en los 175 pueblos que hay en Aragón con menos de 100 habitantes existe un ratio aproximado de una única persona activa por cada 10 vecinos.


La semana pasada la Comisión Europea abrió la puerta para que Teruel, Cuenca y Soria pudieran contar a los ojos de los fondos europeos como una única zona despoblada. Una petición que llevan años pidiendo los empresarios de estas tres provincias e iniciativas surgidas desde la Universidad como la Serranía Celtibérica. Esta zona, denominada ya desde hace unos años como la Laponia Española, cuenta con menos densidad de población que el norte de Laponia o Escocia, regiones que sí reciben fondos de Bruselas específicos para la despoblación al considerarse una única región.“Tenemos 10 personas esperando un empleo”


Griegos, el segundo municipio a mayor altitud de España, solo por detrás de Valdelinares, es otro pueblo que en los últimos años ha intentado dar la vuelta a la tortilla. El suyo es un caso de relativo éxito. Cuenta con 20 personas ocupadas de 142 censadas, gracias en buena parte al sector agrario y la construcción de segundas residencias en una zona (los Montes Universales) que ha ganado como atractivo turístico en los últimos años.


“Tenemos unas ocho personas ocupadas en la construcción, otros tantos agricultores y ganaderos, y luego la gente que da los servicios al pueblo”, cuenta su alcalde, José Manuel Lapuente. Ahora, el ayuntamiento está buscando que nuevas empresas comiencen a trabajar en su zona. El regidor afirma que ya hay alguna oferta en firme, y que hay diez personas en el pueblo apuntadas en el caso de que saliera adelante.


“Buscar empresas que se acerquen a estas zonas es complicado. Muy complicado. Y no nos podemos engañar, sin ayudas o facilidades desde los Ayuntamientos es imposible. Pero es que sino, la gente joven, como es lógico, se acaba marchando como ha pasado en los últimos 50 años”, señala Lapuente.


Esta es otra de las medidas que el año pasado, durante la Comisión especial que hubo en el Senado sobre despoblación, se puso sobre la mesa: que hubiera beneficios fiscales para las empresas que contrataran en zonas despobladas. Una medida que, como el resto que acompañaron el informe final, sigue sin salir del papel.Un problema que también afecta a los pueblos más grandes

Aunque el caso de los pueblos pequeños es especialmente grave, los municipios rurales más grandes, en algunos casos, también se están enfrentando al problema de no tener población activa. Hace unos meses la Asociación de Empresarios de la comarca de La Litera lamentaba que varias de sus empresas no estaban encontrando personal cualificado en la zona. Binéfar cuenta con un par de módulo de FP, insuficientes para cubrir las vacantes que en ocasiones se generan en las industrias de la zona, que han sobrellevado con bastante éxito la crisis.


“Mantuvimos varias reuniones con la Administración porque es un tema que nos preocupa, pero creemos que es algo más de fondo. Hoy los jóvenes creen en muchos casos que la Universidad es la única opción, y en parte socialmente se promueve esto. Y, por otro lado, está claro que en esta comarca tenemos una falta de módulos de formación profesional adecuados a las industrias de la zona”, cuenta a Heraldo.es Cruz Isábal, presidenta de los empresarios de la comarca.Y un ejemplo de esperanza para los más pequeños

Pero pese a lo costoso que es que personas en edad laboral dejen la ciudad para ir a un pequeño pueblo, Aragón también esconde algunas pequeñas historia de éxito. Una de ellas la protagoniza Cerveruela, un municipio del Campo de Daroca que a mediados de los noventa estuvo a punto de desaparecer.


Quedó, únicamente, una pareja viviendo en sus calles durante todo el año. Algo que este pequeño enclave a las orillas del Huerva ha conseguido revertir gracias a la llegada de varios jóvenes emprendedores. “Es una cuestión de voluntad y de tener claro que quieres vivir en el pueblo. Yo lo tenía, y trabajando lo conseguí”, señala María Orduna, una treintañera que en 2013 puso en marcha junto a sus hermanas, Sara y Beatriz, la granja escuela El Tío Carrascón.


De momento su negocio va bien. “Cada vez viene más gente”, cuenta, y entre ella y otras iniciativas que han surgido han repuntado la población de Cerveruela hasta la treintena de habitantes.

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