Un equipo de arqueólogos trabaja en una nueva vivienda altomedieval en Los Casares

El yacimiento tiene tres etapas: una celtíbera, una romana y una anterior a las Comunidades de Villa y Tierra.

Una imagen del yacimiento arqueológico de Los Casares.
Una imagen del yacimiento arqueológico de Los Casares.
Cedida por Eduardo Alfaro

Un equipo de diez especialistas, capitaneados por el arqueólogo Eduardo Alfaro, trabaja desde mediados de mes en una nueva campaña del yacimiento de Los Casares, en San Pedro Manrique. Una vivienda altomedieval que forma parte de un poblado datado entre los años 1.200 y 1.300 de esta era es el objetivo de estos trabajos arqueológicos que durarán tres semanas.


"Las excavaciones ya están avanzadas -señala Eduardo Alfaro, director de las excavaciones- esperamos que puedan completarse antes del final de la campaña". El equipo ya ha excavado en ediciones anteriores otra vivienda altomedieval, que dejó ver una estructura compuesta por dos habitáculos, una cocina con hogar y un porche.


En ella se encontraron restos cerámicos que dan noticia de las costumbres y usos de sus habitantes, los moradores de aquellas tierras en la época inmediatamente anterior a la formación de las Comunidades de Villa y Tierra, lo que vendría a ser el antepasado directo de la creación de San Pedro Manrique, situada a menos de un kilómetro.


El área que se excavará en esta campaña será de unos 100 metros cuadrados. En las anteriores excavaciones se trabajó sobre una superficie similar, pero el yacimiento de Los Casares tiene unas dimensiones totales de 4,3 hectáreas y está formado por tres capas estratigráficas distintas.


El equipo de arqueólogos inició las excavaciones en el año 2009 con una primera campaña de cinco años de duración, en la que se realizaron investigaciones destinadas a averiguar de qué restos arqueológicos estaba compuesto el yacimiento.


Así, se descubrieron tres etapas, con una ciudad celtíbera, fechada en el siglo III antes de Cristo, una ciudad romana, del siglo VII-VIII y un poblado altomedieval, entre los años 1.200 y 1.300.


"Hubo continuidad entre las distintas poblaciones -explica Eduardo Alfaro-; los pobladores originarios, los celtíberos, construyeron una ciudad-estado, que en arqueología se denomina ópidum, con las mismas características que podría tener Numancia, solo que de dimensiones menores, pero igualmente independiente, y con varias aldeas con sus pequeños castillos alrededor. Posteriormente, los romanos construyeron su ciudad con todo lo que pudieron conseguir de la ciudad celtíbera y finalmente, en la época altomedieval, en la transición entre el fin de la era visigoda y la llegada del Islam, se construyó un poblado altomedieval, que estamos excavando ahora".


Estas nuevas labores pertenecen a una campaña de trabajos que comenzó en 2014 y finalizará el año próximo y que va ya por su tercera edición.


Los trabajos arqueológicos coprenden varias etapas: la primera consiste en eliminar las capas edáficas, levantar los muros derruidos y observar los niveles de los suelos: donde hay áreas más fértiles suelen estar las habitaciones.


"En las excavaciones encontramos mucha información sobre la cultura y el sistema, a través de la cerámica, los metales y el utillaje", indica Eduardo Alfaro.


En los trabajos de la primera campaña se extrajeron de las vigas de madera los elementos para hacer la prueba del carbono 14 y concretar las fechas de los distintos restos.Un trabajo de casi una década

Las excavaciones en Los Casares comenzaron originalmente en 2007. Entonces ya se estudió el yacimiento que se veía en superficie, desde los fragmentos de cerámica a las fotografías aéreas. "Entonces vimos por dónde iba la muralla, el foso y las estructuras; el recinto amurallado (con una muralla celtibérica del siglo III), de 4,3 hectáreas, donde vimos que había tres épocas. Debajo de estos restos hay una pequeña ciudad romana y debajo de esta hay un ópidum celtibérico", señala el arqueólogo. Entre 2009 y 2013 se realizó un plan para ver estos niveles estratigráficos.


Se excavó la muralla celtíbera y se descubrió una estructura de doble paramento, de 1,5 metros de alto y 3,20 de ancho, atravesada por una atarjea (un canal para la evacuación de aguas). Posteriormente se descubrió que en la zona celtíbera (excavada entre 2010 y 2011) había tres estancias (no viviendas) para almacenamiento de grandes tinajones.



Los restos celtíberos estaban situados a más de dos metros de profundidad. Sobre estos, se encuentran los restos romanos más "deslabazados", que se extienden desde el fin de la época celtíbera hasta 1.000 años después. En la última campaña, el equipo excavó la casa altomedieval por la única razón de que es mucho menos difícil acceder a lo más superficial.


"Hemos conseguido excavar las dos únicas viviendas altomedievales completas que se hayan documentado hasta el momento en Castilla y León", indica Eduardo Alfaro, quien explica que actualmente el equipo trabaja en superficie, donde ya se puede ver el porche, la cocina y el hogar de la vivienda.


Volviendo a la época celtíbera, que permanece en la parte más profunda del yacimiento, el ópidum que se encuentra en Los Casares es aún una incógnita, ya que las fuentes clásicas hablan de muchas ciudades situadas en la órbita de Numancia, pero hay muy poca información que pueda delimitar cuál de ellas sería realmente la de Los Casares.


"Donde ahora hay una cabecera de comarca, lo normal es que hubiera una ciudad estado", indica el arqueólogo.


Tucris, Malia, Lutia... son nombres de ciudades celtíberas cuya ubicación hoy en día permanece indeterminada y que formaron parte de una misma cultura.


Mucha de la información que se extrae en Los Casares da idea de las formas de vida de los antepasados: el polen habla sobre la vegetación que existía, los restos óseos, sobre la alimentación, si consumían pescado, por ejemplo, los restos de animales cuentan si se alimentaban de estos o los utilizaban como tracción...


"Se trata de invertir tiempo por parte del equipo de trabajo para estudiar, todo esto lleva tiempo", señala el director del yacimiento, quien apunta que durante un año después de las excavaciones el Museo Numantino, destino final de todos los hallazgos, concede una prórroga de un año para estudiar los materiales.


Los trabajos están ligados a la Universidad de Valladolid, aunque también a la Autónoma de Barcelona o a la de Navarra.


El patrimonio arqueológico de la zona es, junto al natural, un elemento más de atracción del turismo, un turismo que para Eduardo Alfaro debe ser "sostenible" y coordinado con el de naturaleza, ya que ambos, considera, "deben ir de la mano".

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