COMPLEJO BUDISTA

Los vecinos de Ojos Negros, escépticos ante el proyecto de un gran centro vacacional budista

El promotor negocia la participación de inversores chinos en un centro que cuesta 10 millones y creará 100 empleos.

El parque vacacional budista proyectado en Ojos Negros incluye un templo que ocupará 10.000 metros cuadrados y que se encuadrará en un diseño respetuoso con la naturaleza.
Los vecinos de Ojos Negros, escépticos ante el proyecto de un gran centro vacacional budista
ANTONIO GARCíA

El anuncio de que un grupo empresarial chino planea construir en Ojos Negros un complejo religioso y vacacional budista ha sido recibido con una mezcla de escepticismo e ilusión por los vecinos y, en especial, los residentes en el Barrio Minero, cansados de anuncios de inversiones que nunca llegan a materializarse. Los contactos para levantar un complejo recreativo en torno a un centro de culto oriental se remontan a hace medio año y culminaron con una visita al lugar el pasado mes de abril del principal promotor de la iniciativa, un industrial chino establecido en Madrid y dedicado a la importación. Actualmente, se encuentra en China en busca de posibles inversores para el parque turolense.


El pasado día 14 de mayo, el intermediario que ha encaminado a los promotores del parque budista a Ojos Negros, José Antonio Esteban, convocó una asamblea informativa en el Barrio Minero para dar a conocer los pormenores de la iniciativa. A la reunión acudieron treinta personas, la práctica totalidad de los residentes en este núcleo que, en la época de esplendor de la minería de hierro, contó con un millar de residentes. El presidente de la Asociación de Amigos de Sierra Menera, Antonio Royo, recela del proyecto, aunque reconoce que, de hacerse realidad, «sería como volver a la época de la minas -cerradas en 1986- porque crearía más de un centenar de puestos de trabajo en un pueblo donde no hay nada».


Royo reconoce, no obstante, que el proyecto no es más que papel y justifica su escepticismo porque «ya se han anunciado muchos que no se han materializado». Entre los planes que se han evaporado, recuerda la posible reapertura de las minas, la reconversión del antiguo edificio de la gerencia de las minas en hotel, un complejo residencial en el antiguo cuartel o un vivero de setas. A pesar de sus cautelas, reconoce que el complejo vacacional budista sería una bendición para el barrio minero. «Ojalá que se haga realidad. Nosotros estamos dispuestos a apoyarlo», dice.


Otro vecino reconoce que la noticia se ha extendido como un reguero de pólvora por el pueblo, pero «la gente es escéptica porque ha habido otros proyectos que han fallado y los vecinos están escamados». Su descreimiento se matiza también con una nota de ilusión: «Si sale adelante será muy bueno para Ojos Negros».


José Antonio Esteban, vinculado a Ojos Negros por lazos familiares, considera que el empresario promotor del complejo es solvente y se mostró «muy interesado» en una ladera de Sierra Menera para materializar sus planes. Además, según Esteban, la gestación del proyecto ha sido «seria».

El lugar elegido para levantar el templo y los edificios recreativos está situado a un par de kilómetros del Barrio Minero. Los propietarios, la Sociedad de Montes y el Ayuntamiento, están dispuestos a ceder el suelo. Los promotores estudiaron otros emplazamientos en Madrid y Toledo, que fueron desechados. Desde que trascendió la posible instalación en Ojos Negros, ha habido ofertas de otras provincias para albergar el complejo. La elección de Ojos Negros no fue casual. Tuvo en cuenta su emplazamiento en un punto intermedio entre Madrid, Levante y la cornisa cantábrica y, sobre todo, la tranquilidad, la disponibilidad de agua y el paisaje. Además, un experto en medicina tradicional china visitó el lugar para evaluar su idoneidad espiritual.


El parque budista ocuparía 20 hectáreas y supondría una inversión de 10 millones de euros en cuatro años. A pleno rendimiento generará entre 100 y 150 empleos. Estaría destinado, fundamentalmente, a la población china residente en Europa y combinaría la práctica religiosa con las vacaciones. Además, incluiría un cementerio según el rito budista.