TERUEL

El Maestrazgo reconstruye 5 kilómetros de muros construidos con piedra seca

Quince personas trabajan en un taller de empleo compartido entre La Iglesuela del Cid y Villafranca del Cid (Castellón) para restaurar las paredes que delimitan fincas y caminos.

La piedra seca fue la única materia prima de pastores y agricultores para la construcción durante siglos; la base de murallas, recintos fortificados, casetas de pastor y paredes de contención, que hoy forman parte de un patrimonio que se ha comenzado a recuperar en el Maestrazgo. Quince alumnos de la segunda edición del taller de empleo 'Vive la piedra, trabájala' restauran uno de los largos senderos entre La Iglesuela del Cid y la vecina Villafranca del Cid (Castellón).


Se trata del el camino de los 'Barranqueros', una vía pecuaria cuyos márgenes están delimitados mediante construcciones de piedra en seco. Se ha actuado en la zona de las Cabrillas, continuando a partir del tramo restaurado en la pasada edición del taller, y siguiendo hacia a la ermita de la Virgen del Cid. Ya se han restaurado más de 4.800 metros lineales de muros entre los dos municipios y una caseta de agricultor o refugio. La altura de los muros es de 1,6 metros y su grosor alcanza el medio metro.


El taller de empleo, promovido por los ayuntamientos de La Iglesuela y Villafranca y por el INAEM, recupera el oficio de paredador en caminos en desaparición; promueve la inserción laboral; y pone en valor un patrimonio importante. De esta manera, se aportan los conocimientos prácticos y teóricos necesarios para que, en el futuro, los alumnos puedan trabajar en el sector de la restauración en piedra como empresarios o empleados de cantería de todo tipo de arquitectura con la técnica de piedra en seco.


La construcción de muros de piedra seca es una labor artesana, muy primitiva, en la que no se utiliza ningún tipo de argamasa ni elementos de unión entre las losas calizas. La piedra seca es dúctil y manejable, por eso en su día fue producto de la habilidad, la necesidad y el autoabastecimiento de agricultores y pastores. De hecho, para su uso en la construcción, el cantero tan solo debe golpear el bloque aportándole la forma deseada. Las conocidas 'casetas de pastor' tienen una estructura circular y son cubiertas con una falsa cúpula de losa.


Asimismo, las paredes de contención en caminos se encuentran principalmente en los bancales y han servido históricamente para detener la erosión de la tierra cultivable. Los alumnos han aprendido a realizar piezas de sillería, la construcción de un arco de medio punto o un banco para jardín; figuras geométricas, como piñas, pirámides, morteros y esferas, etcétera; y trabajos artísticos sobre loseta, como escudos, relieves o grabados.


A lo largo de dos semestres, se está impartiendo formación complementaria, informática, inventario de patrimonio de piedra en seco, igualdad de género, prevención de riesgos laborales y sensibilización ambiental. Durante el segundo semestre, la formación se completará con las especialidades formativas de creación y gestión de empresas, así como de inserción laboral.


El director del taller, César Colomer, explica que en la segunda fase de formación se duplicará la longitud de las paredes restauradas, con lo que, en total, durante el año de duración se habrán recuperado o reparado más de 10 kilómetros de muros entre La Iglesuela y Villafranca.


Este tipo de construcciones en La Iglesuela del Cid fue declarada hace una década por la DGA 'Lugar de Interés Etnográfico de la Arquitectura de Piedra Seca', de ahí la importancia e interés de su recuperación. El proceso restaurador arrancó ya en 2008 con la primera edición de este taller de empleo anual. Entonces, los quince alumnos rehabilitaron las construcciones de piedra en seco de la zona del Pla de Mossorro y los de la Iglesuela del Azagador, en el camino del barranco de San Juan.