TURISMO

Una acampada diferente

El campin de Zaragoza ofrece un sinfín de ofertas lúdicas y de ocio además de la posiblilidad de alojarse o acampar en sus instalaciones. Estudiatnes de Erasmus, trabajadores y personas separadas figuran entre sus clientes.

Espacio para autocaravanas
Un campin no solo para acampar
P. Z.

Desde que se inauguró el 23 de mayo de 2008, el campin municipal Ciudad de Zaragoza sigue ofertando un sinfín de actividades lúdicas y de ocio que pretenden integrar este espacio en el entramado urbano para que los ciudadanos conozcan todos los servicios que pueden disfrutar en él.


Sin embargo, al igual que el resto del sector hotelero de la Comunidad, acusa una disminución en su ocupación durante estos días; en torno a un 20% menos, según sus responsables.


Con varios opciones de alojamiento: zonas verdes para tiendas de campaña, albergue con 56 plazas, zona para auto caravana, 70 bungalós, pistas deportivas, barbacoas, servicios de duchas, lavandería... el campin centra sus actividades en la realización de colonias de verano, conciertos, un completa oferta de restauración a precios competitivos, la celebración de comuniones y cumpleaños, o el acceso gratuito para niños a su piscina; las ofertas de bungalós para residentes universitarios, trabajadores de algunas contratas municipales y padres separados son solo algunos de sus puntos fuertes.


Situado entre los barrios de Valdefierro, Montecanal y Rosales del Canal (en la antigua finca 'El Gracijo', perteneciente a la familia Escoriaza), cuenta con 77.000 metros cuadrados, está perfectamente comunicado y, a escasos 15 minutos del centro de la ciudad, es un enclave idóneo para el turismo que llega a la capital aragonesa. «No es un campin convencional. Es un concepto diferente», explican sus responsables. Desde hace casi año y medio se hizo cargo de su gestión una nueva UTE con Juan Antonio Guerrero, en la gerencia; y José María Andrés Navarrete, como administrador.


«No funciona igual que un campin de playa o montaña, donde los campistas pasan largas estancias. La ciudad determina otro tipo de cliente, enfocado a periodos de corta estancia (menos de tres noches), en tránsito hacia otros destinos y con una inquietud cultural a la hora de visitar Zaragoza», aclara Navarrete.

Factor crisis

La crisis ha hecho mella también en el turista que «vuelve a desempolvar la tienda de campaña, recuperando un poco este tipo de campismo. Aunque, realmente, lo que más llega son autocaravanas, casi durante todo el año», añade el administrador del campin.


Juan Antonio Guerrero, gerente del campin, destaca que estas instalaciones son municipales: «Cualquier ciudadano, puede acercarse a nuestras instalaciones. Son de libre acceso y estamos abiertos a propuestas de asociaciones, empresas y entidades para mejorar nuestro servicio».


Entre sus clientes hay españoles, pero también holandeses, ingleses, franceses e italianos, y de varios países nórdicos. Además de los servicios ya citados, se pueden concertar rutas a caballo, en bici... e incluso un trenecito discurre por el Canal Imperial, junto al campin, donde se recibe a escolares y se les permite conocer de primera mano cómo funciona este espacio.


Vivir de campin

Cándido Vaquero reside en uno de los bungalós del campin y estos días, su mujer y su hija le acompañan durante su hospedaje. Trabaja en las obras de Arcosur y es de Badajoz. «Antes vivía con otro compañero pero ahora, en verano, estoy aquí con mi familia. La verdad es que un lugar bastante tranquilo y confortable», afirma Cándido.


Cómo él, otros trabajadores tienen la oportunidad de alojarse en este tipo de viviendas, gracias a los acuerdos con algunas contratas municipales.


También los estudiantes universitarios pueden alojarse en estas viviendas por 200 euros al mes, si comparten el bungaló con otro estudiante, o 400 si deseen vivir solos. En el precio se incluyen toallas, sábanas, wifi gratis, piscina, y acceso a todas las instalaciones del campin.


Los padres separados se benefician de un 20% de descuento en el alquiler de estas casas. En estos tres casos, solo se pide un mes de fianza y el contrato se renueva mensualmente.


El campin permanece abierto todo el año y sus tarifas son realmente atractivas para quienes quieran disfrutar de una estancia en un entorno lleno de posibilidades. Una apuesta municipal con una firme vocación de desarrollo y creatividad constantes a cargo de sus responsables.