Tercer Milenio

En colaboración con ITA

¿Qué nos traerá el dominio de la radiación gravitatoria?

En el año 2000, el físico teórico José María Martín Senovilla soñó en Tercer Milenio con la detección de ondas gravitacionales.

¿Y qué podemos prever que nos deparará el dominio de la radiación gravitatoria? Podemos citar, entre muchos otros, los siguientes puntos, aunque predecir siempre es difícil y lo que encontraremos será en su mayor parte inesperado. La información nos llegará sin corromper, ya que las ondas gravitatorias viajan por el espacio sin apenas interaccionar con la materia. Por ejemplo, nos permitirá saber cómo es el interior de las supernovas o conocer el Universo muy lejano (es decir, muy antiguo). Además, debe existir una radiación de fondo gravitatoria remanente de la gran explosión inicial, análoga a la ya conocida de microondas. Esta radiación nos permitirá conocer la historia del Universo hasta tiempos increíblemente pequeños, muy próximos al tiempo de la gran explosión (unos 10-24 segundos). Esto es de importancia para el estudio del origen del Universo. Nos dará información nueva sobre objetos colapsantes y muy compactos, incluyendo por ejemplo los agujeros negros si es que existen. Nos confirmará la teoría más apropiada para describir la gravedad y, en particular, será un test definitivo para la Relatividad General. Pero quizás lo más importante, esperanzador y sugerente es que nos proporcionará evidencias sobre la existencia de muchos objetos que no sabemos nombrar ahora, que no imaginamos que existen ni cómo pueden ser, pero de cuyas propiedades, localización e historia obtendremos suficiente información. En pocas palabras, se aparecería el Universo ante nosotros, novedoso y pleno como la selva que mencionábamos a principio del reportaje. Parece lógico pensar que, cuando menos, la revolución sería una nueva e independiente ventana abierta al Universo. Y ello porque todas las cosas que existen, sean visibles o invisibles electromagnéticamente, gravitan. Perderíamos la graviceguera y el Universo dejaría de ser mayormente desconocido.Lo que se descubrirá seguro que es apasionante, impredecible y muy sorprendente. Veremos y podremos escuchar la selva por dentro. Cambiará toda nuestra cosmovisión. ¿Alguien da más?


José María Martín Senovilla es catedrático de Física Teórica de la Universidad del País Vasco

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