Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Hay olores que me transportan al pasado

Los olores tienen una capacidad inigualable de hacer que los seres humanos evoquemos vivencias pasadas con todo lujo de detalle. ¿Qué mecanismo cerebral vincula olores y recuerdos?

La primera vez que asociamos algo a un olor se crea una huella profunda en el cerebro
La primera vez que asociamos algo a un olor se crea una huella profunda en el cerebro
Marta Miranda

En la cocina hay trajín. Esas ollas hirviendo y un roscón de Reyes recién salido del horno que desprende un olor inconfundible. Es notar su aroma y, ¡zas!, te trasladas a un momento del pasado. En tu memoria se reavivan con sorprendente nitidez los recuerdos de aquel 5 de enero en los que, con ocho años, tu abuela cocinaba ese mismo dulce navideño mientras tú te mordías las uñas esperando la llegada de sus majestades. Y te invade la nostalgia.

Si esta escena te resulta familiar, no eres el único. Los olores -sobre todo los de pan recién hecho, bizcochos, magdalenas y otras masas horneadas- tienen una capacidad inigualable de hacer que los seres humanos evoquemos vivencias pasadas con todo lujo de detalle. Hace un par de años, neurocientíficos noruegos descubrieron el mecanismo cerebral que hay detrás. Según explicaban en 'Nature', existen ondas cerebrales específicas, de 20 a 40 hertzios, que sincronizan la oscilación de distintas redes neuronales para hacer que los olores (en la corteza entorrinal) se vinculen a nuestros recuerdos (en el hipocampo). Y no hay forma de despegarlos.

La conexión es más fuerte si el olor pertenece a nuestra infancia. Según demostró hace unos años Taara Yeshurun, del Instutito Weizmann de Israel, la primera vez que asociamos un objeto a un olor se crea una huella profunda en el cerebro, una impronta privilegiada. Es decir, que el olor a café, o a bizcocho, o a gasolina se asociará en nuestra memoria con más fuerza al recuerdo del primer momento en que lo percibimos que a experiencias posteriores.

Por otro lado, lo que hace que los recuerdos asociados a los olores sean especialmente intensos es que el sentido del olfato está fuertemente conectado con la amígdala, una estructura del cerebro ligada a las emociones. Por eso supera a cualquier otro sentido a la hora de crearnos la sensación de "viajar atrás en el tiempo".

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