Tercer Milenio

En colaboración con ITA

La cara y el cuerpo también 'hablan' en la lengua de signos

A la izquierda, los puntos se perciben como un cuerpo humano. A la derecha, al cambiarlos de sitio se pierde la percepción de un cuerpo.
A la izquierda, los puntos se perciben como un cuerpo humano. A la derecha, al cambiarlos de sitio se pierde la percepción de un cuerpo.
BCBL

En la configuración cerebral de la lengua de signos hay dos procesos de especial importancia que no son tan relevantes en una lengua oral: el procesamiento de información facial dinámica –cambios de expresión en la cara– y el procesamiento del movimiento biológico –la observación del movimiento de otro cuerpo humano– son esenciales para la ejecución y comprensión de este tipo de idioma. Ambas funciones están asociadas con la activación en la zona occipitotemporal, fronteriza entre el lóbulo occipital (en la zona posterior del cerebro) y el lóbulo temporal (en la lateral).


«Estamos comprobando la activación del giro fusiforme, que juega un papel importante en el reconocimiento de caras y de cuerpos, y la actividad presente en la parte superior y posterior del lóbulo temporal, también involucradas en estas funciones. Queremos averiguar hasta qué punto estas áreas tienen mayor importancia, más conectividad o sincronización con la red de procesamiento lingüístico cuando la lengua que se procesa es la de signos», explica Brendan Costello desde el BCBL.


Costello afirma que el análisis se producirá a dos niveles: estructural y funcional. El equipo comprobará si hay más neuronas entre estas dos zonas, «si el ‘cableado’ es más gordo», y si, al funcionar la red de procesamiento lingüístico, también lo hacen de forma más intensiva las áreas asociadas al movimiento biológico y facial. «Una cosa es el ‘cable’, que te dice que las dos zonas están conectadas; y otra cosa es que funcionen a la vez, en sincronización, de forma cooperativa», puntualiza.


El objetivo último de este proceso sería descubrir si estas dos parcelas cerebrales pueden arrojar luz sobre la manera en que una red lingüística se adapta a la lengua signada.

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