Tercer Milenio

En colaboración con ITA

¿Puede hacer el paciente que los fármacos sean mejores?

Administraciones públicas y compañías farmacéuticas han sido convocadas por el Foro Europeo de Pacientes para consensuar la forma en que los consumidores pueden opinar sobre el diseño de fármacos. El Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud es uno de los 34 socios internacionales del proyecto Paradigm.

¿Puede hacer el paciente que los fármacos sean mejores?
Un proyecto para diseñar medicinas más acordes a las necesidades del paciente
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Se intuye que los pacientes tienen mucho que decir acerca de las capacidades de los fármacos y de la comodidad en su consumo. Pero ¿cómo incluirlos en un proceso evaluador? Sus opiniones ¿de verdad mejorarán los medicamentos? “Hay muchas iniciativas en marcha que buscan la participación de los pacientes en el diseño de fármacos, pero con metodologías diversas y unos resultados que aún no han podido ser evaluados”, explica Sandra García Armesto, directora del Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud (IACS). Hace solo unos meses, el proyecto europeo Paradigm inició la mayor innovación nunca vista a este respecto: el desarrollo de un marco participativo único y de herramientas capaces de evaluar los resultados de dicha participación. Trabaja en él el IACS. Y lo mejor: lo han puesto en marcha los propios pacientes.

“Hoy día, los pacientes son expertos en su enfermedad -dice Armesto-, financian incluso proyectos de investigación, su capacidad de aportación se ha incrementado y estamos dejando atrás el modelo asistencial paternalista”. Pero ¿cómo exactamente hacer opinar al paciente sobre los medicamentos que toma? ¿En qué fase del desarrollo? ¿Y, además, cómo evaluar esta implicación y sus resultados? De los 34 socios europeos de Paradigm, “el IACS ha asumido el diseño del proyecto y el desarrollo del método evaluador, de métricas de impacto y de un modelo sostenible para el futuro de los resultados”, explica María José Vicente, responsable de Paradigm desde el IACS.

Por primera vez en la historia de la medicina en España, administraciones públicas e industria farmacéutica de muchos países van a escuchar a los pacientes. Son promotores y protagonistas del proyecto. “Hay que conocer los parámetros que ellos incluyen en su concepto de calidad de vida”, apunta García Armesto, ya que los médicos utilizan fundamentalmente parámetros de supervivencia. Los efectos secundarios, la forma de tomar las medicinas y ciertas aportaciones de las mismas que no conllevan tanto valor en cuanto a calidad de vida son, principalmente, los puntos sobre los que el paciente tiene más que decir.

Por estas fechas en 2020 estará llegando a su fin el proyecto Paradigm y Europa habrá encontrado la manera más conveniente, justa y efectiva de que los pacientes participen en el diseño de sus propias medicinas. El proceso es el siguiente: “Se hace primero un mapeo de experiencias (hay prácticas en el mundo muy avanzadas ya, como la de la European Medicines Agency); se evalúan con un método consensuado entre diferentes expertos; se identifican las buenas; se estudia cómo medirlas; y se extraen finalmente recomendaciones”, precisa María José Vicente.

El Foro Europeo de Pacientes y los expertos en ética son piezas fundamentales de esta gran movilización internacional que busca un amplio consenso. Normas éticas en todo el proceso, para que este sea “transparente y sin conflictos de intereses”, dice la directora del IACS. Y un acuerdo entre los socios nada más echar a andar el proyecto: la optimización de la participación del paciente en el desarrollo de fármacos tendrá muy en cuenta la vulnerabilidad. Aunque Paradigm se refiere a todo tipo de enfermedades y terapias, las personas con alzhéimer y los niños y adolescentes con enfermedades mentales tendrán especial protagonismo en el proceso y los resultados.

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