Tercer Milenio
En colaboración con ITA
Nanoenjambre robótico a la vista
Están ya en desarrollo nanoenjambres de diminutos robots autónomos. ¿Podría llegar a descontrolarse su comportamiento emergente?
El presente: los insectos como inspiración
¿Hacia dónde camina la tecnología robótica en la actualidad? Más que caminar, vuela en dirección al desarrollo de nanoenjambres: multitudinarias agrupaciones de diminutos robots autónomos que se comportan e interactúan como un enjambre de insectos.
Entre otros grupos a lo largo del mundo, en esta dirección trabajan, en estrecha colaboración, un equipo de ingenieros del Laboratory for Intelligent Systems and Controls de la Universidad de Cornell y sus homólogos del Harvard Microrobotics Laboratory. Estos últimos han creado el robobee, un pequeño robot volador de apenas 80 miligramos de peso, dotado de visión y sensores de movimiento. De momento, estos minirrobots dependen de una fuente de energía central, pero sus creadores se afanan en desarrollar alternativas que eliminen dicha dependencia y les confieran una mayor autonomía.
Mientras tanto, los ingenieros de Cornell se centran en el desarrollo y evolución de los denominados chips neuromórficos, que, en lugar de procesar código binario, procesan los pulsos transmitidos por una señal eléctrica, similar a la señal mediante la cual se establece la comunicación neuronal en el cerebro. Basándose en ellos, crean algoritmos de programación para que los robots exhiban un comportamiento lo más parecido posible al de los seres vivos. Es decir, que sean capaces de adaptarse y aprender en tiempo real a través de la experiencia y a organizarse e interactuar entre ellos.
El futuro: el comportamiento emergente se descontrola
Un futuro inminente, extraído de las páginas de la novela Presa (2002), cuyo autor, Michael Crichton, anticipaba con visionaria precisión este tipo de evolución de la robótica:
" Técnicamente se define mediante el término comportamiento emergente la conducta que tiene lugar en un grupo pero no está programada en ningún miembro del grupo. El comportamiento emergente puede producirse en cualquier población, incluida una población informática. O una población robotizada. O un nanoenjambre.
Los agentes individuales en este caso auténticos microrrobots podían programarse para cooperar bajo ciertas circunstancias. Era posible asignarles objetivos. Pero el resultado de estas interacciones no podía programarse; simplemente surgía, a menudo con consecuencias sorprendentes. Por primera vez, un programa producía resultados que el programador no podía predecir en absoluto.
Así que concebisteis un enjambre de nanorrobots. ¿Dónde está el problema?
No estamos seguros.
¿Qué quieres decir?
Quiero decir que sabemos que hay un problema, pero no estamos seguros de cuál es la causa, si el problema está en (el código de) la programación o en otra parte.
¿En otra parte? Eso es solo un grupo de microrrobots. Puede obligársele a hacer lo que se quiera. Si el programa falla debe ajustarse. ¿Qué es lo que se me escapa?
No podemos controlarlo.
Así que tenéis un enjambre fuera de control.
Sí.
Actuando autónomamente.
Sí.
¿Cómo es posible? Ese enjambre es un conjunto de máquinas microrrobóticas. ¿Por qué exactamente no podéis controlarlas?
No podemos. Ya hemos probado todo lo que se nos ha ocurrido. Esa nube es independiente de nosotros.
¿De dónde sacan la energía?
Construimos las unidades con una lámina piezoeléctrica para generar corriente a partir de fotones.
Así que las unidades funcionan con energía solar.
Exacto.
¿Tú qué opinas?
Tenéis un nanoenjambre robótico en fuga que algún idiota ha dotado de autoabastecimiento de energía y autonomía. Y el enjambre presenta un comportamiento autorganizativo".
Lo cierto es que suena muy parecido. ¿Resultará también profético el desenlace de la novela (atención spoilers), con el enjambre de microrrobots acabando con la práctica totalidad del personal de la instalación donde transcurre la acción y obligando a una intervención del ejército a fin de contenerlo?