Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Con ZX Spectrum, el ordenador entró en casa

Hay Navidades que quedan grabadas a fuego en nuestra memoria. Yo no olvidaré las de 1984, cuando Papá Noel tuvo a bien (no sin pocos esfuerzos económicos) traer a casa nuestro primer ordenador personal. ¡Un flamante ZX Spectrum!.

El ZX Spectrum (1982) cambiaría para siempre la industria de los ordenadores y los videojuegos
El ZX Spectrum (1982) cambiaría para siempre la industria de los ordenadores y los videojuegos
Bill Bertram

El ZX Spectrum era un ordenador sin pantalla ni dispositivo de almacenamiento y con 48 kilobytes de memoria que costaba 42.000 pesetas de las de entonces. El equivalente al coste de un móvil actual de gama alta (unos 800 euros). El ordenador, concebido por Sir Clive Sinclair, con el que muchos aterrizamos en el mundo de la informática.

Clive Sinclair nació en 1940 en Surrey (Reino Unido). Desde pequeño, con un coeficiente intelectual de 159, y estimulado por su familia, fue un auténtico autodidacta. A la edad de 10 años, en su colegio constataron que no podían enseñar a Clive más matemáticas y pasó a educación secundaria. A los 14 ya había diseñado una calculadora (descubriendo, por su cuenta, el sistema binario) y un submarino. Las bancarrota del negocio de su padre llevó a la familia a pasar por dificultades económicas y a cambiar de residencia en numerosas ocasiones. Clive ganaba dinero con pequeños trabajos como cortar césped, fregar y atender en un café local. Brillaba en los estudios, pero no le interesaba el colegio.

Cuando terminó el bachillerato, y pese a la oposición de sus padres, decidió no ir a la universidad. Creía que podía aprender todo lo que necesitaba por sí mismo, sin empeñar tres años en su educación. Además no quería cargar la economía familiar con el coste de sus estudios. Consiguió un trabajo como asistente editorial en la revista ‘Practical Wireless’, especializada en radioelectrónica, y en la que ya había publicado un artículo mientras terminaba el bachillerato. Cuando el editor enfermó gravemente, Clive se encontró dirigiendo la revista con tan solo 17 años, publicando también diseños de circuitos de su propia invención. Aceptó una oferta de empleo como redactor jefe de otra editorial que le supuso un notable incremento salarial y llegó a escribir hasta 13 libros de referencia sobre circuitos y transistores, auténticas obras de referencia en la materia.

Montando una 'startup'

En 1961, Sinclair fundó la empresa Sinclair Radionics y buscó inversión para producir en serie transistores de radio de bolsillo. Pese a su tenacidad, no consiguió los fondos necesarios y volvió al mundo editorial, aunque siguió dirigiendo Sinclair Radionics y ganó cierta reputación en el sector.

Clive Sinclair siempre tuvo clara la apuesta por la miniaturización de los componentes electrónicos. En 1972 inventó y comercializó la primera calculadora de bolsillo, que supuso un rotundo éxito, así como uno de los primeros relojes digitales de muñeca con calculadora y una televisión de bolsillo.

Y llegó el Spectrum

Sin embargo, la creación por la que es mundialmente famoso es el ZX Spectrum. A finales de los setenta ya había ordenadores personales, pero con precios prohibitivos: por ejemplo, un ordenador Olivetti costaba el equivalente a unos 5.500 euros actuales. Clive Sinclair lanzó al mercado dos ordenadores: el ZX80 (1979) y su sucesor, el ZX81 (1981). Pero el éxito llegó con el citado ZX Spectrum (1982), que acercó los ordenadores personales a muchos hogares y cambiaría para siempre la industria de los ordenadores y los videojuegos.

El ZX Spectrum fue un éxito sin precedentes. Solo en Reino Unido llegó a vender 5 millones de unidades (de los 8 millones vendidos en todo el mundo). En 1983, fue nombrado caballero por la Reina de Inglaterra.

Le sucedieron el Sinclair QL (1984) y el ZX Spectrum 128 (1985). Sin embargo, el éxito económico fue efímero. La competencia (17 millones de Commodore 64 vendidos) y los errores cometidos en el Spectrum QL lastraron el negocio. El fracaso de otros productos de Sinclair, como una televisión portátil (la TV80) o un coche eléctrico monoplaza (el Sinclair C5) contribuyeron al declive económico de la compañía.

En 1986 Sinclair vendió la marca y el negocio de ordenadores a Amstrad. Actualmente trabaja en otros proyectos, como la A-Bike, una bicicleta eléctrica plegable que en 2015 consiguió financiación en la plataforma de ‘crowdfunding’ Kickstarter.

Lecciones aprendidas
Talento y visión Un talento e inteligencia excepcionales, acompañados de una determinación y seguridad en las ideas propias a prueba de todo. Y una visión: democratizar la tecnología. Probablemente fueron las claves del éxito de Sinclair. Reaccionar Saber ver la oportunidad (ordenadores personales asequibles) y reaccionar en el momento adecuado. Su producto marcó una generación y todavía posee fieles seguidores. Malas decisiones Las presiones del mercado (orientación al sector profesional) le llevaron a malas decisiones de diseño en el Spectrum QL, así como a incumplir plazos y calidades, con el consiguiente deterioro de la imagen de la compañía. ¿Debía haberse centrado Sinclair en ordenadores de uso personal? El eterno dilema de elegir entre especialización y diversificación. En cualquier caso, solo fracasa quien no lo intenta, o quien no aprende de los errores.Ángel Gavín Autor del blog ‘El Miracielos’ 
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