Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Cómo convertir residuos en combustible para coches

Investigadores de la Universidad de Zaragoza participan en el proyecto europeo Waste 2 Fuels, para reformular el diésel con desechos vegetales y hacer de él un combustible menos contaminante.

Los investigadores de la Universidad de Zaragoza simulan el funcionamiento del motor con el nuevo combustible
Los investigadores de la Universidad de Zaragoza simulan el funcionamiento del motor con el nuevo combustible
I3A

Como sea, hay que hacer descender los niveles de contaminación en las ciudades del mundo, donde el principal foco son los tubos de escape de los vehículos, sobre todo de los que funcionan con diésel. Un grupo de empresas, centros tecnológicos e investigadores de distintas universidades, en total veinte socios europeos de ocho países, han dado con una solución: se llama butanol y procede de la biomasa, es decir, de los residuos en este caso vegetales. El nombre del proyecto, Waste 2 Fuels, es muy elocuente.

La biomasa se pone a fermentar con bacterias y en este proceso se generan acetona, butanol y etanol. “Y lo que nos interesa es el butanol por sus características”. La química Uxue Alzuelta, catedrática de la Universidad de Zaragoza y miembro del equipo de investigación de este proyecto europeo, las enumera: “Es un biocombustible de segunda generación, puede ser obtenido a partir de biomasa vegetal sin valor alimenticio en procesos de biorrefinería; procede de una fuente de energía renovable, la biomasa; puede llevar a una reducción de las emisiones contaminantes tipo hollín; y presenta propiedades físico-químicas que son ventajosas con respecto a otros compuestos y aditivos usados en los combustibles”.

Todo esto hace del butanol, según Alzueta, el combustible '“a priori” más adecuado. En estos momentos, las bacterias empleadas en la fermentación de la biomasa están siendo “tratadas genéticamente para que en el proceso no se generen ni acetona ni etanol, sino sólo butanol”. Con él puede alcanzarse el objetivo de Waste 2 Fuels: reformular el combustible diésel, cambiarlo total o parcialmente con el fin de reducir las emisiones tóxicas a la atmósfera y contribuir a la preservación de la salud y el medio ambiente.

En concreto, el equipo de Alzueta (con Ángela Millera, también química y profesora titular de la Universidad de Zaragoza), del Grupo de Procesos Termoquímicos del Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A), aporta al proyecto europeo su estudio por pirólisis de los cuatro isómeros del butanol, “para evaluar la formación de emisiones contaminantes, como el hollín, y su grado de toxicidad”.

Entonces, si también contamina, ¿qué posibilidades reales tiene el butanol de convertirse en combustible para nuestros coches? Los investigadores del I3A hacen estudios experimentales y de modelado del proceso, junto a otro grupo de la Universidad Politécnica de Madrid, con el que abordan el escalado del proceso y las pruebas ya en motores. El escalado es la progresión, en la producción de butanol, de laboratorio a planta piloto y finalmente a escala industrial.

“Cuando descomponemos térmicamente el butanol (eso es la pirólisis), se generan hollín e hidrocarburos aromáticos policíclicos, algunos de los cuales son cancerígenos”, revela Ángela Millera. Y lo que ellos hacen es medir, cuantificar esos hidrocarburos. Para ello, la Universidad de Zaragoza ha subcontratado a otro equipo de la Universidad de Salerno especializado en pruebas de ecotoxicidad. Y también someten el butanol a oxidación en fase gaseosa, para validar, con la experimentación, un modelo cinético que permita reproducir el proceso que luego tendrá lugar en el interior de los motores.

Las investigadoras aseguran que “el butanol, añadido al diésel, podría ayudar a reducir componentes cancerígenos en el combustible y el hollín que tanto ensucia los motores”. Waste 2 Fuels está en una de sus etapas finales. Por eso, ya se sabe qué isómero produce menos emisiones contaminantes y cuáles son las mejores condiciones de operación para minimizar la contaminación. “Los resultados de ecotoxidad, que estarán disponibles en breve, servirán para confirmar las mejores condiciones de uso de este combustible”, apunta Alzueta. Así que, quizá, pronto podamos oír hablar del nuevo combustible o el diésel mejorado que se incorporará a los actuales motores.

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