Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Ciudades inspiradas en la naturaleza

El concepto de infraestructura verde busca preservar la biodiversidad en un marco amplio, desde un edificio a una región. Más allá de los simples ‘espacios verdes’, en las ciudades combina huertos urbanos, microhábitats, movilidad sostenible o corredores naturales que conectarán los distintos espacios. Serán ‘ciudades esponja’ que harán desaparecer las agobiantes islas de calor.

La infraestructura verde combina huertos urbanos, microhábitats, movilidad sostenible y corredores naturales que conectarán los distintos espacios
La infraestructura verde combina huertos urbanos, microhábitats, movilidad sostenible y corredores naturales que conectarán los distintos espacios

El crecimiento de las ciudades, las infraestructuras de transporte y la intensificación de las prácticas agrarias y forestales están propiciando una fragmentación de los ecosistemas, afectando al funcionamiento y desarrollo de la vida silvestre.

Tradicionalmente, la conservación de la biodiversidad se ha planteado con medidas concretas que apenas interactuaban con otras áreas. Para responder a este problema surge el concepto de infraestructura verde, que busca preservar la biodiversidad en un marco más amplio.

La infraestructura verde es un conjunto de elementos medioambientales de alto valor ecológico, que forman parte de una red interconectada, constituyendo más que un simple 'espacio verde'.

La infraestructura verde en las ciudades fortalece los ecosistemas urbanos y mejora la calidad ambiental, mejorando con ella la salud y bienestar de las personas. Elimina contaminantes del agua y del aire, reduce los problemas de inundaciones y evita el efecto de isla de calor. También Contribuye a la polinización y mejora la protección y la calidad del suelo, además de otros múltiples beneficios para la biodiversidad. Con todo ello crea ciudades más atractivas y verdes, mejorando las oportunidades de ocio, salud y turismo y creando una economía más sostenible.

Un nuevo modelo de ciudad Los Planes Generales de Urbanismo incluirán los diferentes elementos de la infraestructura verde con el fin de protegerlos, promover los entornos naturales y restringir las áreas urbanizables. El objetivo es integrar la biodiversidad a todos los niveles: región, ciudad, barrio y edificios. Huertos urbanos Por toda la ciudad crecerán las zonas para la pequeña agricultura local. Se cosecharán plantas autóctonas, tradicionales y variadas, para una mayor diversidad ecológica. Así se obtendrán productos saludables para su consumo en proximidad, reduciendo su huella ecológica. Estarán en áreas periurbanas, en los tejados o zonas comunitarias de edificios y en zonas públicas como colegios, contribuyendo al aprendizaje y a la concienciación medioambiental. Tejados y fachadas verdes La vegetación en fachadas y tejados mejorará el aislamiento térmico, regulará la temperatura y ayudará a filtrar y retener contaminantes de forma natural y sin apenas consumo de energía. Los edificios serán más atractivos y se recuperarán zonas desaprovechadas para el esparcimiento de sus ocupantes. Se utilizarán plantas y tipos de suelos locales, y su mantenimiento se realizará con compost a partir de los propios desperdicios del edificio y zonas verdes, y con agua reciclada del edificio. Elementos artificiales y naturales para la fauna y la flora A lo largo de toda la red se instalarán elementos que servirán de microhábitat para distintas especies. Serán artificiales (casetas para nidificación de aves o asentamiento de murciélagos) o naturales (paredes de piedra, zonas de gravas o troncos muertos). Otros servirán para el movimiento de la fauna, como los ecoductos los ecopuentes o las escalas de peces. La renovación urbana tendrá en cuenta la conservación de microespacios de biodiversidad existentes y la creación de nuevos, especialmente en entornos con bajo contenido biológico (cascos históricos, polígonos industriales). Una red de verde, azul y marrón La infraestructura verde no es un elemento aislado. Habrá zonas de distinto valor ecológico de vegetación (verdes), agua (azules) y suelos (marrón), interconectadas e integradas en una red global, más allá de las ciudades. Existirán grandes zonas neurálgicas de alto valor en términos de biodiversidad, y otras que, sin ser tan grandes, tendrán gran importancia ecológica y estratégica. En ellas los ciudadanos disfrutarán de espacios para el juego, el aprendizaje y el descubrimiento a través del paisaje y el contacto con la naturaleza, pero cuidando el efecto que la actividad humana puede ocasionar. Corredores naturales Conectarán los distintos espacios naturales para mantener la continuidad ecológica por toda la red, dentro y fuera de ciudad, disminuyendo la fragmentación provocada por carreteras y edificaciones. Pueden ser calles arboladas, setos, cursos fluviales, estanques, franjas de bosque etc. que interconectan la infraestructura verde, azul y marrón. Infraestructura verde de movilidad sostenible El concepto de infraestructura verde lleva asociado un modelo de movilidad más respetuoso con el medio ambiente, que favorece la utilización de medios más sostenibles y saludables. Existirán corredores peatonales por los principales ejes de la ciudad y una amplia red de carriles bici, ‘sendas urbanas’ que se extenderán más allá de los núcleos urbanos. La configuración de la ciudad en supermanzanas, en las que peatones y ciclistas tienen preferencia, también favorecerá una movilidad más accesible al existir una única plataforma de circulación. No más islas de calor La trama verde urbana desempeñará un papel fundamental en la atemperación del clima urbano y mejora del confort climático. Se trata de una forma económica y versátil de mitigar el efecto de isla térmica. Toda esta vegetación aumenta los niveles de humedad y crea zonas de sombra, evitando que el asfalto absorba calor, y mejorando la circulación del aire. Así actúa como un verdadero regulador climático y ambiental. Gestión del agua Se optimizará al máximo para evitar pérdidas y hacer un uso eficiente de los recursos. Los sistemas de tratamiento de aguas de lluvia se transformarán en sistemas urbanos de drenaje sostenible reduciendo la cantidad de agua que acaba en el alcantarillado. Los pavimentos permeables y la vegetación de estas ‘ciudades esponja’ aumentarán la capacidad de infiltración del suelo y de retener agua. Existirán jardines de lluvia que filtrarán las aguas de escorrentía, reduciendo los contaminantes que llegan al subsuelo. Los edificios autogestionarán sus ciclos de agua, contando con sistemas de recogida de aguas pluviales y sistemas naturales de fitopurificación para reciclar aguas utilizadas y reutilizarlas. Ecosistemas fluviales Los recursos hídricos urbanos (ríos, embalses, canales) se integrarán plenamente en la ciudad conectándose con la infraestructura verde, favoreciendo el acercamiento de la población al agua y la proliferación de las especies autóctonas. Además, las riberas naturales o la restauración de humedales son útiles para el control de inundaciones. Ecosistemas marinos Las ciudades costeras también se beneficiarán de la protección de sus entornos naturales, con una mayor biodiversidad y nuevas oportunidades de ocio y disfrute de la naturaleza. Ya en el mar, los hábitats vegetales marinos resultan eficaces para proteger la costa de la subida del nivel del mar, siendo incluso más eficaces que las soluciones de cemento. Además son organismos vivos que absorben CO2 y sirven de hábitat de numerosas especies animales.Esta sección se realiza con la colaboración de Centro de Investigación de Recursos Energéticos (Circe)

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