Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Ensayar una cirugía con el hígado muy a mano

Cirujanos del Hospital Royo Villanova de Zaragoza ya lo han probado. El simulador quirúrgico que ha creado el Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón les ha gustado por el realismo que ofrece.

Si no eres cirujano, seguro que sientes repelús al manipular el nuevo ratón quirúrgico salido del Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A). El realismo que ofrece a la hora de ensayar con él una operación marca la diferencia con respecto a sus predecesores. El hígado que ves en la pantalla del simulador es tan real...; ¡y no sólo a la vista, también al tacto!.

Pones tu mano sobre el ratón y te mueves en la pantalla del ordenador sobre el órgano a operar. Pulsas un botón y las pinzas que manejas lo pellizcan y estiran. Quieres, quizá, extirparle un quiste. Pero tienes que hacer la misma fuerza que si estuvieras manipulando de verdad por ejemplo un hígado. Y esto, el movimiento real de los tejidos vivos, es lo que no permitían los prototipos anteriores de simulación quirúrgica.

"Ha habido antes otros, pero los médicos no los han querido", dice Elías Cueto, el ingeniero que lidera el grupo del I3A autor del nuevo simulador. Y el realismo es el quid de la cuestión, "tanto visual como háptico", puntualiza su compañera Icíar Alfaro. Y David González, del mismo grupo, explica que, con este simulador, "la sensación de tacto es tal que hace creer al cirujano que está operando de verdad".

Nada que ver con el entrenamiento puramente mecánico que hacen los aspirantes a cirujano, "cambiando garbanzos de sitio y cosiendo y anudando sobre espuma".

Quienes han probado el nuevo simulador, expertos en cirugía laparoscópica (mínimamente invasiva) del Hospital Royo Villanova de Zaragoza, como José Antonio Fatás, le han dado el visto bueno.

Del mismo modo que se necesitan veinticinco fotogramas en el cine para recrear un movimiento continuo, "para percibir fuerza de manera continua, sin golpes, hacen falta mil valores de fuerza por segundo", hay que resolver las ecuaciones mil veces cada segundo. La ingeniera Iciar Alfaro desvela el secreto: lo han logrado con la técnica matemática de reducción de modelos, en la que se ha especializado su grupo (Mecánica Aplicada y Bioingeniería).

Gracias a la técnica de reducción de modelos, estos ingenieros han podido desarrollar su software y hacerlo correr en un sencillo ordenador personal. Saben que la supercomputación no lo puede todo.

Ahora, Cueto y su equipo abordan la personalización del simulador. "Con un TAC, el cirujano puede practicar la intervención con todos los datos del paciente". Y, después, quieren dotar de realidad aumentada al transcurso de la operación quirúrgica. Parece ciencia ficción, pero las imágenes reales ya empiezan a mezclarse con las de realidad aumentada, gracias a la técnica de reducción de modelos y a la colaboración del grupo de Robótica también del I3A de la Universidad de Zaragoza.

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