Tercer Milenio

En colaboración con ITA

El cuadro es falso, mira su imagen hiperespectral

Es una foto con luz de muchas longitudes de onda a la vez, cien imágenes diferentes en una, otras tantas capas de información. El Instituto de Investigación en Ciencias Ambientales de la Universidad de Zaragoza, referente mundial en análisis del patrimonio, maneja esta tecnología.

Imagen hiperespectral de un cuadro
Imagen hiperespectral de un cuadro

Los falsificadores de arte son también cada vez más finos porque conocen las nuevas técnicas de análisis de obras de arte. La imagen hiperespectral es una de ellas. De forma totalmente inocua, sin siquiera tocar el cuadro o la cerámica, una cámara capta una imagen que son cien a la vez, porque ha sido tomada con cien longitudes de onda diferentes a la vez. La información que aporta es, por ello, amplísima, impensable hace unos años.

"Es una técnica no invasiva para el estudio de obras de arte, que ha sido también desarrollada en geografía, agricultura, seguridad...", explica la investigadora Josefina Pérez-Arantegui, profesora de Química Analítica en la Universidad de Zaragoza. Esta tecnología "ha influido mucho en la compra-venta de arte, porque reconoce las falsificaciones con más facilidad; y sirve también para la búsqueda de obras robadas".

El equipo de trabajo que lidera Pérez-Arantegui en el Instituto de Investigación en Ciencias Ambientales (IUCA) de la Universidad de Zaragoza utiliza, sin embargo, la imagen hiperespectral para la caracterización analítica de patrimonio. Aplica esta técnica, sobre todo, en pintura mural y en muestras pequeñísimas, de las que no es posible coger siquiera un miligramo, las que sólo se ven bajo lupa o microscopio.

Nanopartículas en el siglo IX

La imagen hiperespectral ha revolucionado el estudio del arte y la arqueología, por el gran conocimiento que aporta de los materiales sin siquiera tomar muestras. Gracias a ella, el grupo de Pérez-Arantegui, referente mundial en análisis químico del patrimonio, ha sabido que las cerámicas de Muel del siglo IX deben su famoso reflejo metálico a nanopartículas de plata y cobre que ya entonces fueron utilizadas.

Con esta nueva técnica, Pérez-Arantegui estudia actualmente las estampas japonesas que posee el Museo de Zaragoza y los célebres cantorales de la Catedral de Huesca. El objetivo es triple: "Conservación, restauración y adquisición de información histórica".

En fachadas también se aplica, para detectar humedades y otras alteraciones provocadas, por ejemplo, por los excrementos de las palomas o el peso de los nidos de las cigüeñas. Incluso en fósiles se practica la imagen hiperespectral y otras técnicas como la microtomografía (para observar volumen), la radiografía en secciones y la radiación de sincrotrón.

"La instrumentación es costosa", reconoce la investigadora del IUCA. Pero el hecho de tenerla, unido a la larga experiencia de estos científicos y a su estrecha colaboración con centros como el Instituto Nacional de Patrimonio, los hace capaces de organizar cada año en Zaragoza el Congreso Internacional de Arqueometría. Se lamentan tan sólo, dice Pérez-Arantegui, de no tener más presupuesto para transmisión del conocimiento, 'pata' importantísima de la investigación científica.

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