Cualquier sistema es parte de uno mayor, y todo está conectado con todo. Este principio sirve para ahorrar energía y recursos en cualquier nivel de actividad empresarial. Un ejemplo: si no dispone de mucho dinero, utilícelo en formación de personal. Se puede ahorrar mucho enseñando a operar mejor los equipos. Claro que cuanto más se invierta en conocer e instrumentar los procesos, mejor podrán controlarse. Mayor será el ahorro pero también mayor la inversión.

La siguiente perspectiva es el mantenimiento: mejor preventivo que correctivo y si es predictivo, mejor aún. Pero ello requiere aún mayor inversión.

El siguiente nivel es renovar equipos. Este paso es más caro pero da resultados más drásticos.

Y, puestos a cambiar, ¿por qué no los procesos? Reflexionar cómo hacemos los procesos e innovar en los procedimientos puede requerir una revolución interna pero la mayor parte de las veces, vale la pena.

Y elevando la vista, ¿por qué no ver más allá de la empresa? Hay muchas oportunidades de integrar procesos, intercambiando flujos de energía y materiales. Los residuos de los demás pueden ser recursos secundarios para nosotros. Eso se llama simbiosis industrial. Hay muchas oportunidades de simbiotizarse con las empresas del territorio. Vea más allá, integre los procesos, y hágalos multifuncionales. Ahí fuera hay muchas oportunidades de ahorrar recursos.

Y lo último, no menor, la tecnología siempre está cambiando. Nunca pierda el contacto con las novedades disruptivas. Vaya varios pasos por delante. A mayor nivel de decisión, mayor impacto pero mayor inversión. El ahorro de recursos es tarea de todos y en todos los niveles hay oportunidades. No las dejemos escapar.

Antonio Valero es director de Circe