Aunque aún estamos en mayo, llega el ‘Agosto’ protagonizado por Meryl Streep y Julia Roberts. Un ‘Agosto’ que amenaza con ‘quedarse’ con nosotros. Entendiendo el entrecomillado quedarse, claro está, como engañarnos o meternos un gol. O en este caso, un gazapo científico. Enunciado durante esta multitudinaria comida, que tiene lugar cuando todo el clan Weston se reúne en la gran casa familiar para apoyar a la desconsolada esposa y madre, tras la reciente desaparición en extrañas circunstanciase patriarca. Una reunión en la que se destapan muchos de sus secretos y miserias. Lo que toca ahora es no tener miedo a destapar el error presente en este diálogo. Y si aún te queda algún recelo, siempre lo puedes disipar en ‘Que la ciencia te acompañe’.

El diálogo

–Jean, solo por curiosidad, cuando dices que no comes carne, ¿significa que no comes ningún tipo de carne? –preguntó el tío Charles.

–Sí.

–¿Es tal vez por algún motivo de salud? –insistió Charles, el marido de su tía abuela.

–Cuándo comes carne ingieres el recelo del animal.

–¿Ingieres qué...? –preguntó con estridencia, entre escéptica y fumada, Violet, su abuela y matriarca de la familia – ¿… su pelo?

–Su miedo –respondió Jean teniendo que soportar las carcajadas de sus parientes.

–El miedo no se puede comer.

–Sí que se puede. ¿Qué pasa cuando uno siente miedo? ¿No produce el cuerpo toda clase de reacciones químicas? –contraatacó Jean.

–No lo sé –admitió su tío abuelo– ¿Es así?

–Pues sí –intervino su hijo Charles Jr.–adrenalina.

–Sí, sí –retomó Jean–. Tienen lugar varios procesos químicos cuando se experimenta miedo.

–Sí. Y cortisona –volvió a meter baza Charles Jr.

–¿No crees que un animal experimenta miedo? –inquirió Jean a su tío.

–Ya lo creo que sí. Trabajé en una fábrica de procesamiento cárnico. El miedo se palpaba en el ambiente –fanfarroneó Steve, el novio de Karen, la menor de las hijas de Violet, interfiriendo en el debate familiar.

–Y cuando uno come carne ingiere todo el miedo que ha sentido el animal cuando fue sacrificado en el matadero –concluyó Jean.

–¿Quieres decir que he comido miedo unas tres veces al día durante sesenta años? –insistió con sorna el tío abuelo Charles.