Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Prohibido hacer fotos con flash

Muchos museos, galerías y exposiciones prohíben fotografiar sus cuadros utilizando el flash. ¿Estropea la luz la pintura? ¿Es la luz del flash especialmente perjudicial para las obras de arte? ¿Son todos los flashes iguales?

¿La luz del flash estropea los cuadros?
¿La luz del flash estropea los cuadros?
Sam Klein

El mito

La semana pasada estuve en la exposición de Harry Potter en Madrid. Sí, uno puede ser desmitificador y friki al mismo tiempo, ¿qué pasa? A la entrada, te escaneaban los tickets, te dejaban hacerte la foto en un precioso croma verde para luego personalizarla con tu fondo favorito y, justo antes de coger el Hogwarts Express, te recordaban amablemente que estaba prohibido hacer fotos con flash. Pero, ¿y eso? La exposición estaba más oscura que la prisión de Azkaban, era imposible salir de ahí con una foto de recuerdo decente. ¡Y ni siquiera había cuadros! ¿Por qué prohíben el flash en las exposiciones?

Verdadero o falso

Lo de prohibir el flash es una tontería. Puede tener sentido en una exposición como la que visité en Madrid, porque, al estar ambientada con tan poca luz, los destellos pueden molestar a otros visitantes. Al fin y al cabo, la muestra se ha preparado para estar iluminada de una forma muy concreta y ver flashazos cada dos por tres no es nada agradable. Pero… ¿y en un museo? Claro, la luz estropea los cuadros, destroza las obras de arte. ¿O no?

Por un lado, sin luz seríamos incapaces de admirar las obras de arte. Aparte de la obviedad de que a oscuras no vemos un pimiento, es importante recordar que la luz es el ingrediente fundamental para que podamos apreciar el color. Los pigmentos que se usan en los cuadros son sustancias que absorben parte de la luz que les llega y reflejan otra (el color que vemos). Me explico: un tomate es rojo porque absorbe toda la luz que le llega salvo la luz de color rojo, que se refleja. El tomate no emite luz roja (si así fuera, lo veríamos brillar en la oscuridad) pero sí que refleja toda la luz roja que recibe. Queda claro que es fundamental que haya luz para poder apreciar los colores.

Pero… ¿la luz estropea los cuadros? Porque cuando se te olvida el ticket del parquímetro muchos días en el coche… acaba desapareciendo. Y también se ha demostrado que muchos cuadros de Van Gogh tenían colores más vivos y que, poco a poco, sus colores se han ido degradando. Y no son los únicos: cuadros de Edward Hopper, Marko Rothko y muchos otros pintores han sufrido los efectos destructivos de la luz. Porque, igual que puede cambiarnos el color de la piel, la luz puede cambiar el color de los pigmentos.

¡Qué lío! Sin luz, no vemos, pero la luz estropea los cuadros. ¿En qué quedamos? ¿Se pueden hacer fotos con flash? En 1995, David Saunders hizo un estudio para la National Gallery de Londres que demostraba que, si bien el efecto de muchos flashazos (muchos, hizo más de cuatro millones de fotos) era perjudicial, era exactamente equivalente a tener los cuadros sometidos a la iluminación normal de una sala de museo. Vamos, que la luz del propio museo hacía el mismo efecto que el flash. Saunders averiguó que el verdadero peligro para los cuadros está en los flashes de xenón que emiten luz ultravioleta. La luz ultravioleta es más energética, y por lo tanto más peligrosa. Igual que estropea más nuestra piel, estropea más los pigmentos. Por eso la mayoría de cámaras y smartphones incorporan un filtro en el flash para reducir al máximo la emisión de este tipo de luz.

En resumen, que eso de que es mejor no usar flash para preservar el arte… es un mito. Una mentira gorda. Salvo para preservar un puñado de obras con pigmentos muy muy sensibles, la prohibición no tiene demasiado sentido. Sentido científico, quiero decir. Luego el museo puede tener sus razones: cuestiones de derechos de autor, protección de su colección o, quizás, como en la exposición de Harry Potter, quieren evitar que sus galerías se conviertan en una feria ambulante con luces brillando en todos los rincones.

De propina
En la actualidad, los flashes funcionan gracias a los condensadores y las lámparas de xenón. El condensador acumula energía y, cuando pulsamos el disparador, la libera de golpe e ilumina la lámpara. Los móviles suelen utilizar diodos led para iluminar nuestras fotos (y para ayudarnos a buscar las llaves en la oscuridad de la noche). Pero, antiguamente, los flashes eran auténticas bombas de luz. Los primeros usaban magnesio, un metal muy inflamable que, según los químicos del siglo XIX «producía una luz muy parecida a la luz natural». Más adelante se introdujeron los polvos flash que, como los polvos flu, producían mucha luz, ruido y algo de humo. Se preparaban mezclando polvo de magnesio con clorato de potasio y encendiendo la mezcla con una cerilla. Esto era una operación arriesgadísima, hasta que en 1899 se inventó un dispositivo que usaba una pequeña descarga eléctrica para iniciar la reacción (algo que podía hacerse a distancia).

Para saber más
No solo la luz de una sala puede afectar a los cuadros. También es importante controlar la humedad. A veces los artistas se aprovechan de los cambios que las condiciones ambientales provocan en sus cuadros para crear obras ‘vivas’, como el ‘Cuadrado higroscópico’ de Fran Herbello. Para aprender mucho más sobre la estrecha relación entre la ciencia y el arte, os recomiendo seguir a dos blogueros especialistas en este tema que escriben de maravilla: Oskar ‘Kimikarte’ González (@Oskar_Kimikarte), autor del artículo que ha inspirado esta sección y de ideas tan chulas como #Kimikarte en Twitter, y Deborah García Bello (@deborahciencia), que además de tener dos libros chulísimos, habla sobre arte en su blog Dimetilsulfuro.es y su nuevo canal de Youtube.Fernando Gomollón-Bel Químico y divulgador científico @gomobel
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