Tercer Milenio

En colaboración con ITA

¿Por qué nos resfriamos más en invierno?

Veamos cómo afecta el frío a nuestro sistema inmunitario y si nuestros hábitos también tienen algo que ver con la propagación de los virus.

Somos presas fáciles para los catarros en las estaciones frías
Somos presas fáciles para los catarros en las estaciones frías

No es solo que a los rinovirus que normalmente causan los resfriados estén en su salsa cada vez que las temperaturas bajan. Además, parece que nuestro sistema inmunitario se vuelve un poco patoso cuando el frío arrecia. En ambientes cálidos, si un virus intenta invadir a células sanas estas responden inmediatamente produciendo interferones en abundancia. Los interferones son proteínas que alertan a las células sanas y al sistema inmunitario de que deben ponerse a la defensiva. La respuesta antivírica surte efecto. Nuestras defensas les paran los pies a los virus y el intento de invasión se ve frustrado. Fin de la historia.

Lo malo es que cuando el mercurio cae y las cavidades nasales se enfrían, este sistema de alarma se vuelve menos eficiente. Las células nasales ya no producen tanto interferón. Y muchos más virus logran salirse con la suya. Vamos, que no es tanto que aumente la habilidad invasora de los gérmenes como que las barreras que le ofrecemos en invierno están mermadas, tal y como sacaba a la luz la revista 'PNAS'.

Hay otra razón para ser presas fáciles para los catarros en las estaciones frías. Concretamente que pasamos mucho más tiempo congregados en lugares cerrados. La escala ventilación y la sequedad del aire en interiores favorece el contagio de los resfriados. Y los agentes infecciosos presentes en los estornudos acaban propagándose como la pólvora.

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