Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Un traje naranja para el Planeta Rojo

Nuestro análisis de la película 'The Martian' llega al capítulo del vestuario, donde encontramos trajes de color naranja y escafandras con iluminación interior.

No hace falta mimetizarse con el terreno en un planeta desierto.
No hace falta mimetizarse con el terreno en un planeta desierto.
Twentieth Century Fox / Scott Free

El habilidoso y manitas astronauta de 'The Martian' Mark Watney se pasea en sus idas y venidas por la superficie marciana con un imprescindible traje. De diseño cuando menos, discutible, aunque atractivo desde el punto cinematográfico. Como el de sus compañeros, es de color naranja. Inadecuado, cuando el color rojo es el predominante en el entorno del planeta. Resulta difícil de seguir visualmente: es como ir con un traje blanco a esquiar. Como no hay marcianos (o están bien ocultos), la idea del camuflaje está fuera de lugar.


Además, el traje debería poseer todo un sistema de soporte vital compatible con las estancias largas en el exterior de Mark. Algo que no se observa. Y eso por no hablar de la manía cinematográfica de colocar escafandras con iluminación interior (para que se vea la cara del protagonista): deslumbran, más que otra cosa.


Tampoco los períodos de presurización/despresurización que debe seguir estrictamente el astronauta en sus salidas y entradas extravehiculares tienen la duración que correspondería: son demasiado rápidos. Algo, por otro lado, habitual en el cine donde todo pasa deprisa, demasiado deprisa. En realidad, son del orden de horas para los astronautas de la ISS. Daniel Marín en su blog Eureka señala que estos periodos serían más cortos si el gas del traje (oxígeno puro) fuese el mismo que el de la estancia, como en las naves de las misiones Apolo, cuya atmosfera interior era también de oxígeno.


Manuel Moreno, Departamento de Física de la Universidad Politécnica de Cataluña

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