Tercer Milenio

Ecos de arte y ciencia rebotan en las paredes de Etopia

Cuando se emite un sonido en un recinto, las ondas rebotan en las paredes, el techo y el suelo. Se debe al fenómeno acústico de reverberación, que «a veces hace que esos ecos se mezclen y empasten». Con vocabulario de Dj, Fermín Serrano, comisario de ‘Reverberadas’, se refiere al diálogo arte-ciencia que protagoniza la exposición que se inauguró hace unos días en Etopia. Solo que, aquí, las ‘superficies’ –artistas, científicos, público, incluso divulgadores– absorben parte de los mensajes, impresiones o sugerencias que les llegan.

Doce piezas componen la exposición 'Reverberadas. Exploraciones sobre arte digital y ciencia'.
Doce piezas componen la exposición 'Reverberadas. Exploraciones sobre arte digital y ciencia'.
Carlos Muñoz

¿Por qué no inventar la figura del artista investigador? La idea rebotó por las paredes de Etopia durante el simposio internacional sobre arte y ciencia ‘Reverberadas’ celebrado el 20 de mayo.


La arquera de esta flecha fue Afroditi Psarra, una artista multidisciplinar griega a quien una cámara de niebla le «cambió la vida». La experiencia, ligada a un taller arte-ciencia celebrado en Madrid hace cinco años, le desveló «el mundo invisible que nos rodea». «Visualizarlo, percibirlo, me ha hecho acercarme a la ciencia y al proceso de crear tecnología propia». Así lo hizo, junto a la investigadora francesa Cécile Lapoire, durante una estancia en Etopia, al dar forma a su detector de rayos cósmicos vestible, ‘Cosmic Bitcasting’, que un maniquí luce en la exposición ‘Reverberadas’.


A veces, los caminos de artistas y científicos se cruzan, pero «encontrar ámbitos de hibridación real no es tan sencillo», apuntaba el artista digital y «escapista» confeso de la ingeniería electrónica Jaime de los Ríos. Falta «algo por debatir y por indagar».


Aun así, él siente que arte y ciencia comparten «la incertidumbre y lo aspiracional: un artista no sabe dónde a va a terminar cuando se enfrenta a un proceso, igual que un científico ante una investigación». Por eso, porque sería ridículo pedirle a un científico que encontrara el bosón de Higgs en un mes, reclamó marcos de trabajo más acordes a estos singulares procesos de búsqueda desde el arte pero cerca, al lado o mirando a la ciencia. La existencia de espacios mestizos, como Etopia, es un buen principio.Colisiones creativas

En el Cern no solo colisionan partículas. ¿Cuál es el ingrediente mágico del programa Arts@Cern que se desarrolla desde hace años en esta gran instalación científica? Su director, Michael Doser, pone el acento en la libertad que disfrutan los artistas participantes –a quienes despachan tras tres meses de estancia «antes de que se conviertan en científicos»–. Dar a luz una obra posterior no es una imposición; cada artista obtiene lo que quiere. Pero no son los únicos que salen ganando. No sabemos si el arte originará un día un nuevo experimento o una nueva teoría, pero sí aporta imaginación para afrontar los problemas: «Los físicos necesitan a los artistas, no para inspirarse, sino para ver el mundo con otros ojos», dijo.


Para Francisco Castejón, del Ciemat, «los artistas pueden ayudarnos a innovar, a cambiar de punto de vista», algo que, según Javier Cenarro, del Centro e Estudios de Física del Cosmos de Aragón, puede «contribuir a crear nuevas ideas que nos lleven a nuevos resultados». A José Ramón Beltrán, de la Universidad de Zaragoza (UZ), que lleva más de diez años cultivando la sonificación, la expresión artística le resulta «un medio de divulgación de la ciencia porque el arte nos humaniza», pese a que haya a quien le parezca «estrafalario que desde un departamento de Ingeniería Eléctrica se haga música».


De los Ríos apuesta más bien por trazar un camino común, «porque no hay hibridación si una disciplina manda sobre la otra, si se usa el arte para entender la ciencia». Intercambio, simbiosis... fueron términos mencionados, y también la posible instrumentalización de un profesional por otro.


Las palabras de Diego Gutiérrez, investigador en imagen computacional en la UZ, crearon ante el público un sugerente paisaje: un camino en zigzag, con intersecciones entre arte y ciencia. Al fin y al cabo, el arte es el reino de la subjetividad, mientras la ciencia busca la verdad. Pero, «aunque caminamos con direcciones distintas, podemos encontrarnos a mitad de camino e intercambiar información».

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Retales cósmicos, artesanía tech y una antimanzana azul Una obra infinita, ojos que miran la vida y gotas de datos

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