Tercer Milenio
En colaboración con ITA
La historia de la vida, en siete piezas
Quienes hoy visitamos las salas del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza somos, «en términos evolutivos, auténticos fósiles vivientes». Así lo dice José Ignacio Canudo, su director, que hace de guía excepcional en este recorrido por la historia de la vida a través de siete piezas representativas. Somos un fósil viviente «porque en el pasado llegaron a coincidir cuatro o cinco especies vivientes de homínidos y, en la actualidad, solo estamos nosotros», contemplando los vestigios de la gran diversidad de seres que permiten reconstruir la historia de la evolución del planeta Tierra y sus habitantes.
En el primer capítulo del libro de la vida habitaban los primeros organismos pluricelulares de cuerpo blando, como la Charnia procedente de Australia que parece una planta pero no lo es. «Para algunos es un reino aparte, Vendobionta explica José Ignacio Canudo, director del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza; los llaman los extraterrestres porque no tienen relación con ninguna forma de vida actual, con nada que lo que vino después».
Gran variedad de especies componían la llamada fauna de Ediacara. Los mares poco profundos de hace 640-540 millones de años eran un mundo sin predadores por la sencilla razón de que estos raros seres carecían de boca. Este experimento de la vida, un idílico jardín donde nadie era comido por nadie, duró 100 millones de años, pero no prosperó. «El motor de la evolución generó algunos organismos con capacidad de comer. La boca supuso una revolución ante la que estos organismos estaban en desventaja; no se podían defender de ninguna forma». Y desaparecieron.
El lento paso de la evolución hasta ese momento cambió de marcha.