¿Soñamos para no volvernos locos? Es la pregunta que plantea Óscar Herreras en el blog del CSIC 'Ciencia para llevar'. Todos archivamos enormes cantidades de información cada día en forma de recuerdos, y resulta que los sueños son la manifestación de un mecanismo biológico por el que parte de esa información se elabora y graba en el cerebro y puede ser utilizada más tarde. Herreras lo explica con un original símil: durante el día la información se guarda temporalmente en unas neuronas 'de paso', y mientras duermes se descargan definitivamente, como la memoria RAM (de lectura/escritura y volátil) y la memoria ROM (solo de lectura y permanente) de un ordenador. Si este proceso lo hiciésemos despiertos, el investigador asegura que "cada vez que vieras el color rojo podrías ‘activar’ objetos de otros recuerdos anteriores en los que este color era esencial, y estos a otros, y así en una cadena sin sentido de objetos pregrabados que te harían creer que estás alucinando". Así que, mejor hacerlo dormidos, ¿no?

Y si lo que quieres es asegurar un sueño reparador, la tecnología sale en tu auxilio. A principios de año se presentaba en el CES 2016 la primera cama inteligente. Se llama IT Bed, ha sido fabricada por Sleep Number, y como nos cuentan en el blog 'Think Big' incorpora (bien camuflada) toda una red de sensores biométricos inalámbricos que monitorizan todo lo que acontece durante nuestras horas de sueño para elaborar estadísticas personalizadas y enviarlas a una aplicación instalada en nuestro móvil. A partir de los datos extraídos, una serie de algoritmos permite que el software nos recomiende cambios para mejorar nuestro descanso.