Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Laboratorios César, un ascensor entre la calle y la ciencia

Las ideas ciudadanas son bienvenidas en los Laboratorios César que acaban de ser inaugurados en Etopia. Un lugar equipado con la última tecnología donde compartir conocimiento.

Laboratorios César, un lugar para compartir conocimiento
Laboratorios César, un lugar para compartir conocimiento

Poco a poco, la gente va descubriendo que existen. Y que, además, están al alcance de cualquiera que tenga una buena idea. Son los Laboratorios CESAR (Centro de Supercomputación de Aragón), ubicados en el Etopia Centro de Arte y Tecnología de Zaragoza que acaban de ser inaugurados.

Más de una decena de proyectos ciudadanos elegidos a través de la convocatoria pública César van tomando forma, pero, además, los Jueves y Viernes Abiertos, de 17.00 a 20.00, ciudadanos y colectivos se acercan a las cortadoras láser y fresadoras 3D para aprender y proponer;  allí reciben asesoría experta.

"Ya hay cola de proyectos surgidos de los Jueves y Viernes Abiertos", nos cuenta Lina Mónaco, asesora del Laboratorio de Fabricación. Cuando un proyecto es sencillo, desde César se les apoya para materializarlo en tiempo real. "Si vemos que es especialmente interesante, lo fichamos, y explicamos la forma de mejorarlo, desarrollarlo y, finalmente, fabricarlo".

Son nueve los laboratorios: de fabricación, prototipado digital, sensorización, visualización, audio, vídeo, biología, computación y astronomía. Equipados con fondos del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad con Fondos Feder y del Gobierno de Aragón y abiertos a la ciudadanía en virtud de un convenio entre la Universidad y el Ayuntamiento de Zaragoza.

A esta arquitecta experta en fabricación que asesora en el uso de las máquinas y en la fase de diseño de los proyectos se le iluminan los ojos al hablar de dos de esos "proyectos maravillosos". Uno de ellos, "propuesto por un aficionado, un maker total, con gran conciencia medioambiental, plantea hacer un sistema de reciclaje de plástico". Una serie de máquinas triturarán y refundirán el plástico usado para acabar conformando un nuevo filamento para utilizar, por ejemplo, en impresión 3D. Se basa en un diseño abierto ya existente que hay que adaptar, "que siempre es un curro, pero así cambias algo, si no, no tendría gracia".

Otra de las ideas brillantes que aterrizó por allí la semana pasada consiste en fabricar un prototipo de optimización energética de una casa solar.

El boca a boca funciona

Pero ¿qué tipo de gente se acerca hasta estos laboratorios ciudadanos? "Tanto estudiantes de la universidad que quieren prototipar algo como alumnos de secundaria que han venido de visita y por la tarde vuelven, pero también padres que han traído a sus hijos a las colonias de Etopia y, por supuesto, miembros del enorme colectivo maker que hay en Zaragoza", enumera Mónaco.

En Zaragoza, "hay mucha gente con impresora 3D en casa, algunos se están conociendo aquí; otros ya forman colectivos y, al acercarse a los Laboratorios César, no han dejado su comunidad pero están alimentando esta".

Porque "los inventores siempre han existido en su despacho; la verdadera revolución, el gran reto de la ciencia ciudadana, es que empiecen a ser comunidad", señala. Estos laboratorios son "un ascensor, un vector local".

Ciudadanos útiles a la ciencia

Francisco Sanz, responsable de los Laboratorios César, insiste en que "este equipamiento está abierto a la sociedad en su conjunto, ahí radica la dificultad: tratar de juntar artistas, científicos, ingenieros, 'emprendedores' y público en general (carpinteros, modistas, filósofos, fontaneros, jubilados, amas de casa, etc.)". En su opinión, "tratar de que los ciudadanos acudan no sintiéndose útiles, sino sintiéndose y siendo realmente útiles es la gran obligación de este tipo de centros, es nuestro gran reto".

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