Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Simular los órganos en el laboratorio

La investigadora Rosa Monge ha diseñado unos dispositivos microfluídicos que reproducen en su interior el funcionamiento de los órganos y recrean las condiciones del cuerpo humano.

Recogió el premio Alberto Doblaré de manos de Carlos Núñez.
Recogió el premio Alberto Doblaré de manos de Carlos Núñez.
Maite Santonja

¿Te gustaría tener en tu laboratorio un órgano del cuerpo humano a pleno rendimiento? Esto podría preguntar Rosa Monge a muchos investigadores, ya que ella, con su joven empresa Beonchip, ha diseñado unos dispositivos microfluídicos que reproducen en su interior el funcionamiento de los órganos y recrean las condiciones del cuerpo humano. A esto último aún no hemos llegado, "pero estamos muy cerca", asegura la ingeniera, ganadora este año del Premio Tercer Milenio en la categoría Joven Talento Investigador.

Nombrada también este año una de los ‘10 Top Talents de España menores de 35 años’ por la ‘MIT Technology Review’, Rosa Monge es investigadora de la Universidad de Zaragoza, del Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A), y cofundadora y responsable de I+D en la ‘spin off’ Beonchip. En ella se dedican a implementar los diseños de dispositivos microfluídicos en dos direcciones: "De cara a la estandarización para las farmacéuticas y para lograr tejidos con los que investigar".

Este fue el tema de la tesis de Rosa Monge, dirigida por el físico Luis Fernández, el bioquímico Ignacio Ochoa y el biotecnólogo Manuel Doblaré, con quienes luego constituiría Beonchip. Es cierto que es «inquieta», como ella misma se define. También confiesa que la microtecnología es, para ella, la dedicación más apasionante.

Con la microtecnología, Monge contribuirá a la reducción de la polémica experimentación animal, ya que sus dispositivos se sitúan, en la cadena de ensayos, "antes del ratón". Sus chips probarán primero cientos de compuestos y muchos quedarán descartados antes de entrar en la fase de experimentación animal.

Rosa Monge viaja a Boston estos días, invitada por la ‘MIT Technology Review’.

Áccesit: Antonio Agudo

Que los robots vean mejor que los humanos, «que tengan un sistema de visión más avanzado, que vean en 4D como hacemos nosotros y que, a diferencia de los humanos, puedan tomar medidas de forma automática». Antonio Agudo, zaragozano que trabaja en el Instituto de Robótica e Informática Industrial de Cataluña, sabe muy bien lo que quiere. "Nosotros inferimos una sensación 3D de lo que vemos, incluso cuando se mueve y cambia, pero no sabemos cuánto miden las cosas, el niño que viene corriendo (1,34 cm) y la distancia que nos separa de él (2,67 m), algo que un robot sabrá in situ y en tiempo real".

En cirugía, esto es ‘revolucionario’: el equipo médico sabe con solo ‘mirar’ que la hernia tiene un diámetro de 4 cm, y puede dimensionar la malla con precisión.

Áccesit: Scott Mitchell

Nanopartículas para proteger el patrimonio cultural. Scott Mitchell, investigador del Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón, no habría imaginado hace solo dos años que dedicaría a este fin sus conocimientos en química.

Antes investigó en la Universidad de Glasgow nanoterapias en cáncer. "Aún sigo investigando en medicina, en terapia génica". Todavía se sorprende del rumbo que ha tomado su carrera desde que llegó en 2011 a Zaragoza. "Aquí he encontrado un lugar apasionante y motivador para la ciencia, un lugar abierto y acogedor donde un químico puede convertirse en nanotecnólogo y aplicar sus ideas, moléculas y materiales a temas tan amplios como la catálisis, la medicina y el patrimonio cultural".

Su reto ahora es "cómo comercializar los biomateriales, una tarea que no es fácil, para conseguir evitar el deterioro del patrimonio cultural".



 

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