El nuevo etiquetado de alimentos es "una cuestión de salud pública" para dietistas y nutricionistas

Esta etiqueta frontal, que pretende ser clara y no inducir a la confusión, se sumaría a la ya existente y obligatoria de la parte trasera de los productos.

Hasta ahora, los alimentos pueden tener IVA general (21%), reducido (10%) y superreducido (4%).
El supermercado es el establecimiento más utilizado por los españoles para realizar la compra de alimentos.
Rafael Gobantes

El nuevo etiquetado de alimentos es "una cuestión de salud pública" para dietistas y nutricionistas, así lo afirma el representante del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas (CGCODN), Manuel Moñino, en su intervención ante la Federación de Dietistas-Nutricionistas de Europa (EFAD) sobre la conveniencia de que España adopte un etiquetado frontal que indique la calidad nutricional de los alimentos que se consumen.

Actualmente, se está debatiendo en la Unión Europea (UE) sobre el modelo voluntario de etiquetado frontal de los alimentos que los estados miembros pueden adoptar. Esta etiqueta, que pretende ser clara y no inducir a la confusión, se sumaría a la ya existente y obligatoria de la parte trasera de los productos.

De esta forma, serviría para reforzar la información al consumidor y facilitar la elección de alimentos saludables, no solo procesados, sino también frescos. Para ello, la UE está preparando un informe que servirá de guía para el desarrollo y adopción de estos sistemas de etiquetado frontal, como resultado de las tres reuniones conjuntas celebradas hasta ahora con los grupos de interés y los estados miembros.

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la adopción del etiquetado frontal como medida de información que complemente el obligatorio, para que la ciudadanía tome un papel activo en la prevención de enfermedades crónicas, relacionadas con la nutrición como la obesidad, determinados cánceres, patologías cardiovasculares y diabetes, entre otras.

En cuanto a la repercusión que la medida puede tener en la industria, Moñino ha señalado que los operadores alimentarios "no pueden cerrar los ojos a lo que los propios consumidores están pidiendo", además, la aplicación de estos sistemas, podría reducir el consumo de alimentos con alto contenido en grasas saturadas, azúcar o sal, así como "facilitar la reformulación de alimentos y la elección de opciones más saludables" ha concluido.

Otras opciones de etiquetado

Hoy en día, hay diversos sistemas implantados en la UE, como el semáforo que señala con colores el contenido en nutrientes de los alimentos; el símbolo de la cerradura, utilizado en los países nórdicos, para identificar los alimentos saludables; o el ENL ('Evolved Nutrition Labelling'), basado en porciones y propuesto por la industria alimentaria.

A estos, hay que añadir el 'Nutri-Score', aplicado en Francia, solicitado por Bélgica y también por una cadena de distribución española. Este sistema atribuye puntos de forma gradual según la composición nutricional, clasificándolos con cinco letras (A, B, C, D y E), asociadas a otros tantos colores, de modo que, según la calidad nutricional del producto, se destaca una letra con su color.

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