¿Es la piel el espejo de la mente?

Desde hace años, varios profesionales de Aragón investigan desde el ámbito de la psicodermatología.

Servando Eugenio, investigador principal del Grupo Aragonés de Investigación en Psicodermatología, y Lucía Tomás , presidenta del Colegio Profesional de Psicología de Aragón.  Lucía Tomas
Servando Eugenio, investigador principal del Grupo Aragonés de Investigación en Psicodermatología, y Lucía Tomás , presidenta del Colegio Profesional de Psicología de Aragón. Lucía Tomas
C. I.

En la actualidad, la asociación entre dermatología y psicología se considera como una realidad más que demostrada según los expertos. Es una disciplina que se conoce como psicodermatología y que nace en el siglo XIX. Según explica Lucía Tomás, presidenta del Colegio Profesional de Psicología de Aragón (COPPA), y experta en este campo, se trata de la relación que existe entre las enfermedades de la piel y los estados emocionales. “Estudiamos cómo influyen, cómo interactúan… ya que sabemos que entre ellas existe una comunicación muy estrecha y algo que se agrava cuando el problema principal es dermatológico”, asegura Tomas.

Pero ¿somos conscientes de la importancia de las señales que nos envía nuestro organismo? “Cuando estamos sometidos a mucho estrés, es habitual tener dolores de estómago o de espalda, a veces bajan las defensas o aparecen sarpullidos… el cuerpo nos manda señales de que algo va mal, y son fenómenos que tenemos que tratar igualmente, pero necesitamos indagar la causa real de su aparición”, reflexiona Tomás.

Del otro lado, se encuentran los casos de personas que sufren una enfermedad dermatológica, lo cual conlleva una serie de problemas emocionales: “Cuando un enfermedad de la piel está expuesta a la mirada del otro, tener una enfermedad de la piel, aparte de la molestia que eso implica, te afecta emocionalmente ya que te baja la autoestima o te provoca un malestar interior”. De igual modo, en algunos casos de situaciones complicadas como un divorcio o una pérdida, “el cuadro de una persona propensa a tener una enfermedad de la piel puede verse empeorado”, indica Tomás.

“En nuestra opinión, además del tratamiento farmacológico es importante no dejar de lado el aspecto emocional. Para eso, es necesario completar una visión holística que nos permita detectar el problema desde todos los ángulos posibles”, asevera Tomás, quien es además presidenta de la Sociedad Europea de Dermatología y Psiquiatría (ESDaP).

En la actualidad, existen diversas sociedades científicas en todos los países a nivel europeo, como en España, donde existe un pequeño grupo que pertenece a la Academia Española de Dermatología. “Todavía queda un largo camino por recorrer en este sentido, y para ello necesitamos que los estudios científicos den el salto a una aplicación práctica para que se entienda su utilidad”, asegura Tomás.

En cuanto a los fenómenos más comunes de la piel que pueden indicar que algo no va bien a nivel psicológico nos encontramos con la Alopecia Areata, es decir, pérdida del pelo en el cuero cabelludo o en la barba; la Urticaria, Psoriasis o el Eccema Atópico. “Lo que suele ocurrir en estos casos es que si tienes una predisposición genética, esta pueda manifestarse, mantenerse o empeorarse debido a la presencia de un agente estresor”, añade Tomás.

Por otro lado, desde el punto de vista dermatológico, Servando Eugenio Marrón, investigador principal del Grupo Aragonés de Investigación en Psicodermatología (creado en 2008), asegura que es “imprescindible abordar el estudio de aquellos aspectos psicológicos de enfermedades dermatológicas”. Este grupo, cuya función es, fundamentalmente, la del valorar los aspectos dermatológicos de las enfermedades psicológicas, está formado por dermatólogos del Royo Villanova, del Miguel Servet y del Hospital de Barbastro, así como por varios psicólogos y médicos de Atención Primaria.

Dos caras de una misma moneda

En cuanto a los problemas dermatológicos más comunes que se encuentran en sus consultas, en referencia a pacientes que presentan una sintomatología ansiosa y deprimida, asegura que “uno de cada tres pacientes dermatológicos que acuden a nuestras consultas, si se les explora, presentan una sintomatología ansiosa y/o deprimida”, asegura. “Hicimos la prueba sobre cerca de 10.000 pacientes que nos llevó a demostrar que se está desatendiendo el apartado psicológico el completo de la enfermedad”, asevera.

“Sin ir más lejos, este tipo de afecciones dermatológicas afectan de forma muy severa en las relaciones sexuales de algunos pacientes, o incluso existen casos de ideación suicida debido a la desesperación que producen ciertas enfermedades de la piel”, asegura.

Por eso, ambos expertos coinciden en la necesidad de llevar a cabo un abordaje holístico de este tipo de pacientes, que permita atender tanto a la enfermedad puramente física, como la mental. “Es necesario hacer más hincapié a la hora de darle voz al paciente y preguntarle, en lugar de seguir el modelo tradicional de abordaje puramente médico. Debería de hacerse un abordaje holístico en el que se atendiese también el impacto psicológico”, concluye el experto.

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