Calor: el gran enemigo de las varices

Irene Escudero, especialista en esta enfermedad venosa crónica, asegura que uno de los principales problemas de los aragoneses es su mala adherencia al tratamiento.

La farmacéutica toma medidas para unas medias de compresión
La farmacéutica toma medidas para unas medias de compresión
C. I.

Durante el verano, las personas que sufren de varices suelen ver agravadas las molestias que derivan de esta enfermedad, que van mucho más allá de los problemas estéticos ya que provocan síntomas muy variados, que van desde el dolor o picor, pesadez en las piernas o calambres musculares hasta edemas en las extremidades inferiores. Todos estos síntomas pueden verse agravados en casos de personas que pasan largos periodos de pie, situación que empeora durante esta época con el calor.

Pero ¿en qué consiste esta enfermedad venosa crónica? Se trata de una anomalía, morfológica o funcional, del sistema venoso, que afecta al sistema de retorno. “Las válvulas venosas se cierran y abren al paso de la sangre para facilitar el retorno, algo que no ocurre en el caso de una enfermedad crónica ya que estas válvulas están dañadas y no cierran bien, provocando una serie de molestias”, explica Irene Escudero, farmacéutica adjunta de la Farmacia Bernardo Sánchez y experta en esta dolencia.

Se trata de una enfermedad hereditaria, que puede empeorar por cuestiones hormonales o tras un embarazo. “El tabaquismo, un hábito de vida sedentario, la obesidad o el calor son algunos factores que pueden empeorar esta situación”, asegura. Por eso, la llegada del verano se convierte en una época complicada para quienes sufren esta dolencia, muchas veces mal diagnosticada.

La zaragozana participó en la realización del documento de consenso sobre Insuficiencia venosa crónica entre Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria y la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (SEFAC): “el pasado año elaboramos una guía de mostrador para farmacéuticos que se distribuyó a nivel nacional”.

Sin duda, uno de los síntomas más conocidos es la aparición de pequeñas manchas de color rojo, azul o morado, provocadas por la aparición de venas retorcidas y dilatadas por las que no pasa bien la sangre. Se trata de los estados más avanzados de esta dolencia. “Puede afectar por igual a hombres y mujeres y a cualquier edad, pero siempre se da una mayor prevalencia en personas de avanzada edad y mujeres, por factores de riesgo”, indica Escudero.

En su opinión, en la actualidad se trata de una enfermedad poco valorada por el paciente, el cual no suele acudir al médico porque no le da la importancia que requieren estos síntomas. “Suelen creer que se les inflaman las piernas por motivos de trabajo o por su estilo de vida y es precisamente ese dolor el que les trae a la farmacia donde muchas veces se inicia el diagnóstico previo”, asegura Escudero.

El personal farmacéutico es capaz de detectar esta enfermedad venosa en sus estadios iniciales y aconsejar al paciente sobre medidas higiénicas, dietéticas y sobre hábitos de vida saludables. Sin duda, uno de los tratamientos más eficaces que existe hoy en día son las medias terapéuticas de comprensión, muy distintas, advierte Escudero, de las medias de descanso. “Antes de adquirir las medias lo primero que hacemos es medir la pierna del paciente, ya que el diámetro puede variar según la época. Medimos el tobillo y la pantorrilla”, añade.

“Además, este tratamiento puede complementarse con el uso de medicación, en este caso de flevotónicos, que fortalecen la pared venosa”, señala Escudero.

Un problema de adherencia al tratamiento

Según la experta, en torno al 50% de la población adulta padece alguna alteración venosa en la actualidad, y de ellos, en torno al 30% se debe a una insuficiencia venosa crónica. “La gente mayor que ya está diagnosticada siente molestias al usar las medias ya que son incómodas y su colocación es complicada sino se sabe hacer de manera adecuada. Esto desemboca en una mala adherencia al tratamiento”, explica Escudero.

Esta situación empeora durante los meses más calurosos del año, considerado uno de los factores de riesgo: “Es curioso que caiga la adherencia de estas medias justo en los meses que más se necesitan”.

El hecho de que se trate de un tratamiento no financiado desde hace un par de años también influye de forma directa en esta realidad, algo que se traduce en un avance más rápido de la enfermedad y en un agravamiento de las molestias. “Las medias cuestan en torno a 20 euros y han de cambiarse cada 6 meses, mientras que el coste de la medicación ronda también los 20 euros y dura un mes”, indica la experta.

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