La ebriorexia o la ‘drunkorexia’, ambos términos acuñados por la sociedad y, por ende, por los medios de comunicación, hacen referencia a la combinación de dos graves enfermedades: el alcoholismo y la anorexia o la bulimia. Una mezcla muy peligrosa que, aunque desconocida para muchas personas, afecta sobre todo a mujeres jóvenes, de entre 18 y 30 años.

Los primeros casos que salieron a la luz fueron en los entornos más elitistas, debido a que algunos de los famosos más conocidos del panorama internacional reconocieron sufrirlo. Es el caso de la actriz Lindsay Lohan que aseguró que ya sufría anorexia cuando empezó a mezclar pastillas con vodka para adelgazar, una revelación que llegó a ocupar las portadas de algunos medios y lo que llevó a acuñar el término.

Lo que comenzó como un problema que les ocurría a personas con condiciones de vida desorganizadas, que tienen como forma de vida asistir a fiestas y eventos y donde el beber constantemente es lo habitual, se ha instaurado entre los más jóvenes. A pesar de que esta dura combinación es ya una realidad todavía sigue siendo desconocida para muchos. Como explica el doctor Ruiz, responsable del área de trastornos alimenticios del Hospital Clínico Lozano Blesa de Zaragoza, “se trata de dos enfermedades combinadas que se dan en personas que sufren ya un trastorno alimenticio purgativo, es decir, donde se provocan el vómito”.

Ruiz, experto en la materia, añade que estos casos tienen distintos niveles pero que todos ellos suelen presentar un “comportamiento que se caracteriza por la compulsividad, la promiscuidad y los cambios de humor”.

Para superar este tipo de trastornos de gran complejidad se necesita la ayuda combinada de psicólogos y psiquiatras. Por eso, se recomienda acudir a los especialistas para poder recibir una atención adecuada a cada persona y correspondiente a cada caso específico.