El paracetamol y el ibuprofeno...¿solo alivian el dolor?

Un estudio británico alerta de los efectos psicológicos que estos medicamentos pueden causar a largo plazo.

Los niños expuestos al paracetamol en el embarazo tenían aproximadamente un 40% más riesgo de síntomas de hiperactividad o impulsividad.
Ambos medicamentos pueden comprarse sin receta en cualquier farmacia.

Los analgésicos sin receta, como el ibuprofeno y el paracetamol, pueden influir en la forma en que las personas procesan la información, experimentan los sentimientos de sufrimiento y reaccionan a las imágenes emocionalmente evocadoras, según estudios recientes.

Al examinar estos hallazgos y cómo deberían responder los legisladores, un equipo de científicos publica un nuevo artículo este martes en 'Policy Insights of Behavioral and Brain Sciences', una publicación de la Federación de Asociaciones en Ciencias de la Conducta y el Cerebro (FABBS, por sus siglas en inglés) publicada en asociación con SAGE Publishing.

Los autores del artículo revisaron investigaciones previas que sugieren que los medicamentos para el dolor sin receta pueden influir en las personas. En comparación con aquellas que tomaron placebos, las mujeres que tomaron una dosis de ibuprofeno informaron de tener menos sentimientos de sufrimiento por experiencias emocionalmente dolorosas, mientras que los hombres mostraron el patrón opuesto.

Frente a quienes tomaron placebos, las personas que ingerían una dosis de paracetamol estaban menos angustiadas emocionalmente al leer acerca de una persona que experimentaba dolor físico o emocional y que sentían menos consideración por la persona. En cuanto a las reacciones a objetos emocionales, las personas que tomaron una dosis de este mismo medicamento calificaron las fotografías agradables y desagradables menos que aquellas que ingerían placebos. Respecto a la incomodidad por separarse de las posesiones, cuando se les pidió que fijaran un precio de venta de un objeto que tenían, las personas que tomaron una dosis de los fármacos establecieron precios que eran más baratos que los precios establecidos por las personas que tomaron placebos.

"De muchas maneras, los hallazgos revisados son alarmantes -escribieron Ratner et al. en el artículo-. Los consumidores asumen que cuando toman un medicamento para el dolor de venta libre, aliviará sus síntomas físicos, pero no prevén efectos secundarios psicológicos más amplios".

Los autores también apuntan que, aunque la medicina podría tener un nuevo potencial para ayudar a las personas a lidiar con sentimientos heridos, se necesita más investigación para examinar la eficacia y determinar si tendría efectos negativos para las personas que la toman en combinación con otros fármacos o que están deprimidas y tiene dificultad para sentir placer. Aunque creen que hacen falta más estudios antes de que los legisladores consideren nuevas regulaciones o políticas, recomiendan que los formuladores de políticas comiencen a pensar en los posibles riesgos y beneficios para la salud pública en caso de que se confirmen estudios preliminares.

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