Las estadísticas sobre las diferencias por sexos se aplican a todo. El caso del consumo de azúcares no es una excepción y las mujeres salen más beneficiadas. La preocupación por la alimentación sana es común en la actualidad y llevar un estilo de vida ‘healtlhy’ es una opción cada vez más elegida por la sociedad.

Medir la cantidad de nutrientes de los alimentos, sus calorías y también la cantidad de azúcar que estos contienen, una característica nutricional que muchas veces pasa desapercibida, se ha convertido en una preocupación común. Por eso, el estudio ‘Ingesta dietética en azúcares y fuentes en la población española’, realizado por ANIBES, es esencial, ya que divide claramente la cantidad de azúcares de los alimentos en intrínsecos y añadidos. Unos datos que se deben tener muy en cuenta, puesto que la ingesta total de este grupo de alimentos sigue siendo excesiva en ambos sexos, superando la media europea.

Según refleja esta investigación, los hombres de todo tipo de edades consumen una mayor cantidad de azúcares intrínsecos y añadidos al día que las mujeres, aunque en lo que respecta a su contribución a la ingesta de energía total, el mayor porcentaje corresponde a las mujeres.

Además de la diferencia de consumo, también se han encontrado diferencias en el tipo de alimentos ingeridos. Según ANIBES, la población femenina consume una mayor proporción de dichos azúcares a partir de frutas, verduras y hortalizas, leche y productos lácteos y una menor proporción a partir de zumos y néctares, bebidas alcohólicas de baja graduación y refrescos con azúcar. Por lo que, aunque el porcentaje energético total sea mayor del recomendado, estos azúcares son los propios de los alimentos. En el caso de los hombres, la situación ocurre a la inversa, consumen más azúcares procesados que intrínsecos, una opción más perjudicial para el bienestar físico.

La preocupación sobre el consumo controlado de estas sustancias ha ganado importancia en la actualidad por todas las enfermedades a las que se ha asociado, como la obesidad, factores de riesgo cardiovascular, diabetes o síndrome metabólico. Por eso, es conveniente llevar un ritmo de vida mucho más saludable, realizar ejercicio de manera habitual y eliminar alimentos que aporten azúcares en exceso,  no solo los más comunes, como bollería industrial o los refrescos, también otros de consumo diario, como los lácteos.

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