Los cambios de horario pueden provocar dolores de cabeza

Un 35% de los pacientes que padecen migraña consideran la variación del ritmo de sueño como el principal motivo de sus crisis.

Un 40% de españoles tiene migraña y todavía no lo sabe.
Los cambios de horario influyen mucho en los dolores de cabeza, cefaleas y migrañas.
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¿Hoy se ha levantado con dolor de cabeza? ¿Le ha costado más dormir? ¿Está más inquieto? Si las respuestas a estas preguntas son positivas usted está sufriendo los típicos cambios físicos derivados de la modificación horaria que tuvo lugar hace apenas unos días. Un hecho que provoca ligeras alteraciones en nuestras rutinas diarias que, aunque para una gran parte de la población son prácticamente imperceptibles, otras personas sí lo notan.

Según un informe elaborado por la  Sociedad Española de Neurología/ Fundación del Cerebro, los cambios de horario en las rutinas diarias son uno de los principales desencadenantes de ataques de migraña y también de otras cefaleas. Y esto es así, hasta el punto de que  un 35% de los pacientes que padecen migraña consideran la variación del ritmo de sueño como el principal desencadenante de sus crisis.

“La mayoría de las personas, cuando duermen más o menos de lo habitual, al despertarse, suelen experimentar una ligera cefalea que suele desaparecer cuando iniciamos nuestra actividad. No obstante, en una persona predispuesta a tener dolor de cabeza, esto puede evolucionar en el desarrollo de una crisis”, señala el doctor Jesus Porta-Etesam. “Y en estos días, en los que nuestro cerebro aún se está habituando al cambio de horario, es muy habitual que durmamos más o menos de lo habitual y que surjan este tipo de trastornos”.

Adaptación

Normalmente una persona tarda una media de entre 2 a 7 días en adaptarse al nuevo horario, que es lo que necesita el cerebro para reajustar su actividad y que nuestras funciones corporales y nuestra conducta sea la adecuada en cada momento.

“Nuestro cerebro tiene mecanismos para autorregularse mediante un sistema hormonal y de neurotransmisores, vinculados sobre todo a la luz, y que son los que marcan los ciclos para tener sueño o hambre por ejemplo”, explica Jesus Porta-Etesam. “Aunque es verdad que no todos los días del año tenemos las mismas horas de luz, habitualmente este cambio es muy gradual, lo que permite a nuestro reloj interno ajustarse sin dificultades, pero si los cambios son más bruscos –como ocurre cuando se produce el cambio horario- la adaptación puede ser más difícil”.

Los niños y ancianos son quienes tienen más dificultades para adecuarse al nuevo horario porque las estructuras cerebrales encargadas de regular el ciclo vigilia-sueño se adaptan peor a los cambios. Reajustar poco a poco el horario de comidas y sueño, evitar siestas, comer y cenar ligero, evitar el consumo de alcohol, cafeína y nicotina y hacer ejercicio son algunos de los principales consejos para adaptarse mejor al cambio horario.

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