En estos días de frío en los que el viento sopla con fuerza en la capital aragonesa y se suceden las mayores nevadas del año en el Pirineo oscense, afloran en el día a día los clásicos consejos de la abuela para afrontar las bajas temperaturas sin caer constipados: desde el "¡abrígate bien, que hace frío!" al "no salgas de casa con la cabeza mojada".

Con ayuda de la doctora Belén Lomba, médico de familia en un centro de salud de Zaragoza, hacemos un repaso de estas y otras creencias en torno al frío que, la mayoría de las veces, son falsos mitos o verdades a medias.

¿Por la cabeza se pierde calor?

Realmente podemos perder calor por todas partes de nuestro cuerpo. "La diferencia -aclara la doctora Belén Lomba- es que es más frecuente llevar esta al descubierto". Por ello, en plena ola de frío, esta experta aconseja no prescindir del gorro de lana (o de cualquier otro tejido de abrigo) antes de salir de casa; sobre todo, en el caso de aquellas personas que tengan poco pelo, "puesto que no cuentan con el aislante del cabello, que protege del frío al igual que la grasa", detalla esta médica zaragozana.

Manos y pies: ¿es primordial llevarlos tapados?

Salvo que nos expongamos a temperaturas "extremas" o a cambios muy bruscos, estas partes del cuerpo no son las que más atención requieren por nuestra parte a la hora de ponerse capas. "Hay personas -matiza la doctora Lomba- que sí que están más predispuestas a perder el calor por estas zonas del cuerpo y que, debido a la circulación, son más propensas a que se les enfríen. En estos casos, exponerse a temperaturas bajas puede dar lugar a sabañones y eccemas, que son muy dolorosos y frecuentes en esta época del año, por lo que sí que es importante abrigarlas e hidratarse bien las manos".

¿Tomar alcohol ayuda a entrar en calor?

"Lógicamente -comenta la doctora- las bebidas alcohólicas son bebidas calóricas que aumentan la glucosa y que, por tanto, nos aportan calor; pero si nos metemos con alcoholes de alta graduación hay que saber que para nada son beneficiosos: nos van a provocar calor en un momento determinado, pero cuando la ingesta es excesiva, se convierten en un vasoconstrictor, los vasos sanguíneos se menguan y aumenta la presión arterial, lo que agrava los dolores de cabeza".

Si salgo con la cabeza mojada o poco abrigado, ¿me estoy buscando un resfriado?

Esta premisa tiene más de mito que de verdad. Y es que, "ocasionalmente y estando sano -aclara la doctora Lomba- no tienes por qué enfermar" si sales en manga corta a la terraza o con la cabeza mojada a comprar el pan. "Lógicamente -añade- si uno ha salido de una enfermedad o ha sufrido una patología que le ha llevado a tomar antibióticos, por supuesto que se debe cuidar y no exponerse de estas maneras". Así pues, a juicio de los expertos, lo determinante en estos casos a la hora de pillar un resfriado es el tener una buena o mala inmunidad. "Dependiendo de la susceptibilidad de cada persona, a veces estas acciones pueden influir, pero no es lo que determina el coger una gripe o un catarro", subraya.

¿Es cierto que el cuerpo se acostumbra al frío?

"El organismo se adapta a las consecuencias ambientales. De este modo, aunque los que vivimos aquí estemos adaptados a este viento de Zaragoza, para cualquier persona que viene de fuera puede ser insoportable este aire frío. Las personas, como los animales, se adaptan al medio en el que viven para sobrevivir", sentencia Lomba. 

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¿La vitamina C previene resfriados? 

Diferentes estudios recientes han echado por tierra este "mito" alimenticio concluyendo que la vitamina C presente, por ejemplo, en el zumo de naranja, no influye para nada a la hora de coger un resfriado. "Lo que ocurre -puntualiza la doctora- es que esta es un antioxidante y una de las mejores vitaminas antiestrés para ayudar a combatir catarros e infecciones. De esta forma, siempre que cogemos una infección, el organismo está sometido a esa lucha interior de nuestras defensas con los virus que vienen. Tomar zumo de naranja ante procesos catarrales viene muy bien como antioxidante para combatir en ese momento lo que tienes y por eso se recomienda en estos casos, pero no es en sí milagrosa", subraya esta doctora. 

¿Calarse los pies y constiparse son sinónimos?

"No va relacionado, pero sí que podrían condicionar. Como en el caso de salir a la calle con la cabeza mojada, dependerá de cada uno. Hay personas que están con los pies mojados y a temperaturas extremas y no se acatarran, y otras que al no tener buenas defensas tienen más tendencia porque su inmunidad está alterada".

¿La comida te puede ayudar a entrar en calor?

"Al igual que en verano apetecen alimentos más frescos, también en invierno las cosas que nos aportan calor nos van a venir bien para recuperar esa temperatura que podemos perder por una cuestión ambiental", indica la doctora. Así, en contextos fríos, la primera recomendación para tratar niveles muy bajos de hipotermia es tomar sueros calientes. "Cualquier infusión, cualquier caldo o cualquier plato de cuchara nos va a favorecer", remarca Lomba.

¿Las personas delgadas pasan más frío?

Por lo general, las personas con más grasa o tejido adiposo notan menos el frío que las delgadas debido a que "la grasa en forma subcutánea actúa como un aislante contra el frío", según explica esta doctora de Atención Primaria, quien indica a su vez que no existen evidencias científicas suficientes que aclaren otra cuestión relacionada con el frío y el peso, como es el hecho de que las bajas temperaturas ayuden a adelgazar. "Esto estaría en relación con que hubiese una hiperactividad y un consumo de las calorías. En este sentido, los estudios que se han hecho están un poco en 'tela de juicio' porque engloban a grupos de personas a las cuales se ha sometido a unas circunstancias determinadas, pero no se puede generalizar. Tendría que haber estudios mucho más consecuentes y de más valor para confirmar que pasar frío ayuda a adelgazar", concluye Lomba.

¿El frío baja la tensión?

"No tiene por qué", responde la doctora en relación a la ola de frío que afecta a media España. "Si hablamos de congelación, sí que hay parámetros que pueden alterarse, pero a unas temperaturas determinadas y no extremas como estas, sin que haya una congelación o hipotermia grave de por medio, no se alteran las constantes", añade.

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