El suicidio en personas mayores es la primera causa de muerte y enmascara depresión

Las depresiones graves en personas de la tercera edad pueden rondar el 10% y las leves en torno al 25%.

El suicidio es la primera causa de muerte no accidental en personas mayores en España, donde no existe el suicidio filosófico, por lo que suele enmascarar una depresión, de ahí la importancia de diagnosticarla a tiempo y poder tratarla.


Así lo ha señalado Javier Olivera, médico psiquiatra en el Hospital San Jorge de Huesca y coordinador de los servicios de Salud Mental en el Alto Aragón que este viernes ha participado en la primera sesión del Congreso Aragonés de Atención Primaria, que se celebra en Zaragoza, para explicar los aspectos prácticos sobre depresión geriátrica en este sector.


Según Olivera, son precisamente los llamados médicos de familia los primeros que pueden detectar los síntomas depresivos en los mayores porque, ya sean guiados por el propio paciente o la familia, al tener un seguimiento continuado del mayor saben "cuándo hay un cambio, si está más triste, más apático o más irritable".


Las depresiones graves en personas de la tercera edad pueden rondar el 10 % y las leves en torno al 25 %, una de cada cuatro personas, lo que, advierte este psiquiatra, supone una prevalencia muy alta, tanto a nivel nacional como en Aragón, como lo ha constatado un estudio realizado por la unidad docente de Atención Primaria de Huesca con 350 mayores de la comunidad.


Olivera explica que la incidencia es mayor en personas mayores porque a los factores psíquicos, de pérdidas o de duelo, se suma el componente social del envejecimiento, que favorecen las depresiones más orgánicas y que a veces se asocian a otros procesos como el párkinson, la demencia, las enfermedades cerebro-vasculares o los ictus.


Debido al componente orgánico de la depresión en mayores, este experto reconoce que el tratamiento es "complicado" porque puede requerir el uso combinado de antidepresivos junto con psicoterapia, para el caso, por ejemplo, de que exista un factor desencadenante de la enfermedad.


Respecto a la incidencia de la depresión en función del lugar donde se viva, Olivera ha asegurado que, en el caso de las orgánicas en las que no hay un factor desencadenante, son las mismas en el medio rural que en el urbano, mientras que las derivadas de duelos o pérdidas a veces son más frecuentes en las ciudades porque en el medio rural hay más soporte social.


Ante el incremento de la población mayor y la aparición de la denominada "cuarta edad", una población "muy importante para la que no existen recursos específicos" -ha reconocido-, este psiquiatra ha advertido de la necesidad de mejorar la atención en psicogeriatría.


"Contamos con muy pocas consultas de psicogeriatría, no se difunde la formación especial en psicogeriatría. Muchos requerirán centros de día, psicogeriátricos, hospitales de día, residencias específicas y hay una carencia muy importante", ha reconocido Olivera, porque aunque "lo ideal" es que la persona mayor permanezca en su entorno "no siempre es posible".


No obstante, ha insistido en que "lo importante" es diagnosticar a tiempo la depresión para evitar "la complicación más grave", como es el suicidio, "muy frecuente" en esta población como lo demuestra el hecho de que el 40 % de los suicidios consumados en España se producen en mayores. "Con tratamiento las depresiones pueden mejorar mucho y se puede vivir mejor", ha concluido.


En la sesión de este viernes del Congreso también se han tratado los objetivos de calidad en la atención al paciente con diabetes en Atención Primaria, a cargo de José Antonio Gimeno, facultativo especialista de Endocrinología del Hospital Clínico Lozano Blesa.


Gimeno ha destacado el papel de los médicos de familia frente a esta enfermedad ya que, con una prevalencia del 13 %, imposibilita que puedan ser asumidos en su totalidad en atención especializada, motivo por el que es necesario consensuar con los especialistas los criterios de derivación y control.


Este experto también ha destacado la mejora de los tratamientos para la diabetes tipo 2 con nuevos fármacos que están empezando a demostrar beneficio cardiovascular específico.


No obstante, ha reconocido que falta por conseguir que todos los enfermos lleguen a los objetivos de control requeridos, ya que hay un porcentaje que "se escapa" ya sea porque desconoce que la padece por la "inercia terapéutica" en la que los médicos pueden tener algo de culpa" o por la falta de adherencia del paciente al tratamiento, sobre todo en cuanto a las medidas de estilo de vida.

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