El próximo sábado, 8 de octubre, se podrá adquirir ya en el espacio solidario de Puerto Venecia, en planta alta 'The Gallery', el cachirulo solidario de Ilumináfrica, la fundación aragonesa que lucha contra la ceguera en el Chad.

Así lo ha informado la asociación en un comunicado, en el que recuerda que con motivo de las fiestas del Pilar toca rebuscar en los armarios y comercios para encontrar esta prenda típica de fiestas. A quienes no lo encuentren o tengan amigos de fuera a los que vestir a juego con el resto de la ciudad, instan a hacerse con un cachirulo solidario que vale la pena comprar.

"Cada persona que adquiera el cachirulo solidario de Ilumináfrica, por dos euros, estará ayudando a devolver la vista a personas en el Chad", instan desde esta entidad.

Todo lo recaudado se destinará a financiar las próximas expediciones de Ilumináfrica al Chad. Así, oftalmólogos, ópticos y enfermeros de la fundación viajan varias veces al año a este país africano para atender y operar de la vista al mayor número posible de personas, luchando así contra la ceguera evitable en una zona especialmente desfavorecida.

"El 80% de las cirugías que se hacen allí son de cataratas, y también de tracoma, una enfermedad infecciosa que produce deformaciones en los párpados y las pestañas y que se agrava por falta de una atención adecuada", informan en una nota.

La razón de la campaña 'Cachirulo solidario' se basa en un hecho real que aconteció ya hace más de nueve años. Oftalmólogos de Ilumináfrica operaron a un paciente ciego en el hospital de Dono Manga (Chad). "Al día siguiente de levantarle la cura, en vez de mostrar alegría por haber recuperado la visión perdida, no podía más que sentirse triste por haber perdido una de sus escasas pertenencias en el centro hospitalario: un pañuelo", relatan. Los voluntarios de Ilumináfrica le regalaron entonces un cachirulo que tenían allí con la Virgen del Pilar, y al momento el hombre recuperó la sonrisa. "Un año después, al enterarse de que aquellos médicos volvían al país, recorrió con la prenda al cuello los 50 kilómetros que le separaban del hospital, probablemente a pie, solo para mostrar su agradecimiento a quienes les habían devuelto la visión", cuentan desde la Fundación.

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