"Participamos en la marcha contra el cáncer para que a ninguno le pase como a papá"

Itziar Orduña, de 41 años, es paciente en duelo de la AECC. Perdió a su marido en 2013 a causa de un cáncer de pulmón.

Itziar Orduña, junto a sus dos hijos (Álvaro y Eloy), su cuñado y su hermana, en la primera Marcha contra el cáncer de Zaragoza.
Itziar Orduña, junto a sus dos hijos (Álvaro y Eloy), su cuñado y su hermana, en la primera Marcha contra el cáncer de Zaragoza.

Itziar Orduña, de 41 años, tiene claro por qué debe participar en la Marcha contra el cáncer con los suyos de año en año. Lo hace en recuerdo de su marido, fallecido a causa de un cáncer de pulmón con apenas 34 años; pero también por otros, porque confía plenamente en seguir sumando fondos para una causa en la que todo esfuerzo es poco


"Hoy en día, con el dinero público no llega para hacer investigaciones. La marcha es una idea muy buena para recaudar dinero y seguir investigando con él esos tumores de difícil pronóstico en los que la enfermedad sigue siendo por desgracia incontrolable", subraya esta vecina de Ainzón que participa de año en año con sus hijos en la Marcha solidaria contra el cáncer.

Itziar Orduña, junto a sus dos hijos (Álvaro y Eloy), su cuñado, su hermana y su sobrina, en la primera Marcha contra el cáncer.?

Cuando a su marido, Miguel, le dieron el diagnóstico en 2011, ella estaba embarazada del pequeño Eloy, que ahora tiene cuatro añitos. Itziar cuenta que su familia siempre ha estado "al pie del cañón" en esta etapa tan "difícíl" de sus vidas; que se ha sentido "arropada y querida por todos lados", pero que si no hubiera sido por el apoyo psicológico que le brindó la Asociación, quizás no hubiera sido capaz de tirar para adelante ella sola con todo.


"La familia es muy importante en esta lucha, pero en la AECC te entienden de otra forma... Gracias al apoyo de la psicóloga de allí no he necesitado ni una medicina todavía. Han hecho una labor impresionante conmigo", afirma agradecida.


Itziar reconoce orgullosa que uno no es más débil por atreverse a pedir ayuda en los momentos de duelo; más bien -añade- sucede lo contrario: "en la AECC te dan la fuerza para tú poder seguir, porque saben lo que estás pasando. Tanto para el enfermo como para la persona que lo acompaña, el camino se hace mucho más llevadero", confiesa emocionada esta zaragozana que este año volverá a participar con sus dos pequeños en la marcha.


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