Cómo evitar las lesiones más frecuentes en el 'running'

"Lo principal es que la persona que decida correr lo haga por diversión y ocio", animan los expertos.

Varios corredores, durante una prueba
Varios corredores, durante una prueba.
A. Navarro

Fisioterapeutas del servicio de Rehabilitación del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria advierten de que las fascitis, roturas fibrilares y contracturas son las lesiones más frecuentes en la práctica del 'running', y por ello, ofrecen algunos consejos para que quienes se inician en esta práctica deportiva no sufran lesiones de gravedad.


"Lo principal es que la persona que decida correr lo haga por diversión y como actividad de ocio; que su práctica no sea un nuevo motivo de estrés o llegue a obsesionar de forma negativa a quien lo realiza", apunta Antonio José Socas, fisioterapeuta de La Candelaria.


Tomada la decisión, seguir algunas recomendaciones básicas desde el punto de vista preventivo ayudará a que los 'runners' puedan disfrutar de este deporte si lo incorporan a su vida cotidiana de forma gradual con metas y objetivos reales.


Estas son algunas recomendaciones: Hidratarse adecuadamente y comer sano son fundamentales a la hora de correr. A ello debe sumarse una planificación del entrenamiento tanto antes como después del ejercicio –calentamiento y estiramiento–. Es importante a su vez elegir un calzado adecuado al terreno que va a recorrerse, preferiblemente con poca dificultad técnica para los iniciados. Y si se practica después de cumplir 40 años, también es recomendable un chequeo médico."Nuestro cuerpo, nuestro sistema musculoesquelético, funciona básicamente como un coche; si lo utilizamos generalmente para conducir a 60 kilómetros por hora, el día que forzamos su conducción a 120 kilómetros lo va a notar y probablemente se resienta", explica el experto a modo de ejemplo.


El ejercicio físico continuado de la carrera no planificada puede provocar lesiones por la sobrecarga del entrenamiento; desde cuestiones leves como las conocidas 'agujetas' o pinchazos de dolor, dolor de rodilla afectando a menisco o rótula, hasta daños más graves como pueden ser roturas meniscales, musculares o tendinosas, o fracturas por 'estrés'.


Si se producen lesiones frecuentemente y la persona no ve beneficios en su práctica diaria, "quizá deba replantearse este tipo de práctica deportiva, pues posiblemente haya otros deportes que se adapten mejor a la condición física de la persona y permitan mejorar su bienestar con otras acciones igual de intensas pero con menores sobrecargas", plantea Socas.


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