En comparación con el resto de Europa, España era un país en el que se consumían pocos antidepresivos. La calidad de vida de los españoles, las horas de sol, la gastronomía o la alegría innata de la gente pueden ser algunos de los factores que más envidian los vecinos europeos, cuya tasa de suicidio es mucho más alta (10,2 por cada 100.000 habitantes en 2010) que la española (6,89 por 100.000 habitantes). Sin embargo, la crisis está afectando a las familias españolas no solo económicamente, sino que también están viendo cómo se resiente su salud.

Así, el informe 'Crisis económica y salud', realizado por la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas), revela que «hay evidencias claras» del deterioro de la salud mental como consecuencia de la crisis económica y de los recortes en la sociedad española, sobre todo en los grupos de población más vulnerables, como los niños, las personas mayores y los inmigrantes. Una de las autoras, la doctora Inma Cortés, explicó ayer durante la presentación del estudio que entre 2006 y 2010 hubo un incremento significativo de los trastornos mentales en atención primaria. Los trastornos del estado de ánimo -como las depresiones- aumentaron un 19%, los cuadros de ansiedad, un 8%, y los trastornos por abuso del alcohol, un 5%.

El factor de riesgo que más influyó fue estar en paro, tener algún miembro de la familia desempleado y las dificultades para pagar la hipoteca. Relacionado con ello, el informe de Sespas también alerta sobre el aumento en el consumo de antidepresivos y psicofármacos de un 10% entre los años 2009 y 2012. A pesar del aumento de las depresiones y del número de personas con cuadros de ansiedad, las consultas en Atención Primaria han disminuido con la crisis. Mientras que en 2008 cada español fue de media 6,23 veces al médico, en 2012 esas visitas descendieron hasta las 5,28 ocasiones por persona y año.

Según Beatriz González, economista y responsable del informe, este fenómeno se debe a que la receta electrónica «ha agilizado el proceso entre médico y paciente». «Con el aumento del desempleo hay menos personas que necesiten ir al ambulatorio a pedir la baja y el miedo a perder el trabajo hace que casi nadie pida incapacidad laboral por una enfermedad leve», agrega.

Los niños de la crisis

Los años de recesión económica en España también dejarán secuelas en la salud de los bebés que están naciendo ahora. El estudio asegura que 'los niños de la crisis' correrán un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares o diabetes y problemas mentales como ansiedad o depresión y tienen más probabilidades de tener un nivel socioeconómico bajo en su vida adulta. Cortés recordó que los tres primeros años de vida de un niño son «fundamentales» para su desarrollo en su edad adulta y para su felicidad.

En España la tasa de riesgo de pobreza ha aumentado desde el inicio de la crisis, en especial entre la población infantil, según el informe de Sespas, que recoge datos de 2011 que muestran cómo hasta un 27% de los menores de 16 años se encontraban en riesgo de pobreza. Así, la malnutrición, la falta de escolarización temprana y el ambiente familiar en el que se desarrolla un niño pueden afectar a que tengan más problemas de salud en el futuro. Además, los problemas económicos que sufren muchas familias desde que comenzó la crisis podrán afectar directamente en el desarrollo profesional de sus hijos.

La natalidad también se ha visto afectada por la mala situación económica. En 2012 nacieron 40.000 bebés menos en España debido a los problemas económicos de las parejas jóvenes que, ante la incertidumbre laboral, deciden retrasar la maternidad. «Sobre todo son las mujeres jóvenes las que están pensándose más el ser madres porque la mayoría tiene trabajos precarios o está desempleada», aseguró la doctora Cortés.

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