Tratar varices con cirugía de mínima invasión

Los problemas en el sistema venoso afectan hasta a un 30% de la población mundial. Entre ellos, las varices son una de las patologías más recurrentes y, si no se interviene, existe riesgo de sufrir trombosis con consecuencias fatales.

José Ignacio Urtiaga, especialista en cirugía vascular y de varices, en su consulta de Zaragoza.
Tratar varices con cirugía de mínima invasión

Nuestras venas constituyen la otra parte indispensable del sistema cardiovascular, ya son los conductos por los que la sangre pobre en oxígeno retorna desde todos los órganos del cuerpo humano hasta los pulmones para, una vez oxigenada, volver a ser bombeada por las arterias. Las patologías que tienen su origen en la dificultad en ese retorno, entre las que se encuentran las varices, afectan a una parte muy importante de la población –entre el 30% y 40%–, pueden deberse a factores hereditarios y, si no se tratan a tiempo, existe la posibilidad de sufrir insuficiencia cardíaca, patología hepática, hipertensión venosa o trombosis.


Es precisamente la formación de trombos y su consiguiente riesgo de embolia pulmonar y muerte súbita lo que pueden ocasionar las varices, que son dilataciones de las venas, sobre todo superficiales, debido a fallos en sus válvulas de retorno del flujo sanguíneo.


José Ignacio Urtiaga, angiólogo y cirujano vascular, es uno de los facultativos de referencia en este campo en toda España. Por su consulta pasan cientos de pacientes, aquejados de hinchazón venosa de diversos tipos. Al margen de la idoneidad de otras técnicas, Urtiaga realiza desde hace más de diez años la conocida como Chiva (cirugía hemodinámica de insuficiencia venosa ambulatoria), una intervención de mínima invasión que permite operar al paciente en menos tiempo y darle el alta en horas. Este método, además, puede emplearse tanto en varices de considerable tamaño como en arañas inicipientes acompañadas de pesadez en las piernas.


"Existen cinco procedimientos para operar varices y todos ellos eliminan el riesgo de trombosis, que es lo más importante: la más antigua y habitual es la safenectomía, que consiste en quitar toda la vena safena", explica. Hace unos veinte años, con la implantación del sistema ‘ecodoppler’, que nos permite ver la patología en imagen, se empezaron a poner en práctica otros procedimientos: "Cirugía endovascular mediante láser o radiofrecuencia, que aplica calor, catéteres y punción para sellar e inutilizar esta misma vena; la microespuma, con el mismo propósito; vapor de agua" y, por último, la cirugía de mínima invasión, "que se limita a cerrar la válvula venosa dañada que origina la variz", explica.


Menor impacto

Mediante la cirugía hemodinámica o Chiva, no se inutiliza la vena safena sino que basta con 'desactivar' la conexión dañada para eliminar así los reflujos; a continuación, se extrae con una incisión mínima el paquete de venas auxiliares previamente hinchadas de sangre que no fluía correctamente y podía originar un trombo. Para ello, previamente, el cirujano tiene que haber marcado previamente la zona. Todo ello se hace en poco más de una hora, sin necesidad de hospitalización y con anestesia local. El paciente, a las pocas horas, puede reanudar su vida normal.


Se trata de una técnica que presentó en 1988 un fisiólogo francés, Claude Franceschi, y que Urtiaga ensayó poco tiempo después en España. Primero, con pacientes aquejados de varices plenamente formadas y, después, incluso, con las arañas que señalan una primera fase de este problema de circulación sanguínea.


De esta forma, añade Urtiaga, "es posible dejar de sufrir los síntomas de una variz incipiente y eliminar el problema con una sencilla intervención" que, además, respeta al máximo el sistema vascular.


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