Cita impuntual

XII Concurso de relato breve de Heraldo
XII Concurso de relato breve de Heraldo

Caminé un poco más. El aire olía a humedad. Ya era esa época del año, al fin.

Me acerqué el reloj al oído. Funcionaba. Esa mañana las calles de Huesca me habían parecido extrañamente desiertas. O a lo mejor estaba yo raro. Probablemente.

Busqué entre los rostros de la gente. Nada.

No paraba de andar en círculos. Un anciano sentado en un banco me miraba con cara de preocupación. Le sonreí, pero no me devolvió el gesto. Intente tranquilizarme. Debía parecer un loco. ¿Qué pensaría ella si me viera así?

Me senté en un banco. El anciano pasó a mirar a un niño que corría frenéticamente. Miré el reloj. Ahora las manecillas parecían ir más rápido. Me estaba poniendo un poco nervioso.

EL niño se cayó al suelo y su llanto alejó momentáneamente mis malos pensamientos. La madre se acercó a él preocupada.

Me volví a levantar. A lo mejor debía irme.

Empecé a andar sin rumbo, pensando que a lo mejor mis pies decidirían por el camino. Una voz dijo mi nombre. Qué suavidad. Me giré. Allí estaba, al fin.

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