El antojo
Alfredo salió raudo calle abajo. Sólo en el centro de aquella conocida ciudad aragonesa podría encontrar un buen tarro de marzuolos en conserva. De pronto sintió que Jorge Juan desde su busto en homenaje a su descubrimiento respecto de lo achatado de la forma del planeta, ubicado en Ecuador en la Ciudad Mitad del Mundo, lo seguía con la mirada. Sugestión por tanto apuro, pensó después.
De vuelta, también corrió hasta el inicio de su calle.
¡Dame todo lo que llevas! le dijo el asaltante que le salió al paso.
No lo pensó dos veces. Apretó la bolsa y se la estrechó contra la cabeza. Luego saltó por sobre el aturdido y raudo corrió hasta su casa. Sabía que el antojo de su mujer, de comer marzuolos en conserva, con sus seis meses de embarazo, no podía esperar.
