Cuenta la leyenda que por cada rayo que cae en el Monte Perdido un alma muere.

Hoy Pablo camina entre sus cimas y no entiende el mundo donde vive. Le gusta leer historias antiguas sobre las batallas entre musulmanes y cristianos. Se imagina que es un caballero de gran armadura que cabalga con su corcel y que con cada trote una grieta en la montaña se abre. Y ve brujas que hacen sus hechizos en grandes ollas. Y ve palacios mágicos donde una doncella espera a su príncipe.

El ruido de la tormenta le hace volver a la realidad. Sus botas de montaña se han llenado de barro, apenas le queda algún pedazo de su ropa seca. Su perro ladra advirtiéndole del peligro que corre. Pero a él no le importa, esta vez buscará la cumbre más alta del Monte Perdido y buscará ese último rayo que haga desaparecer su alma hacia su mundo mágico de leyendas.