​Obituario

Es la noche del 23 de abril de 1971, fiesta de San Jorge, y el Comisario (tiene 28 años, no es un veterano) va a morir. Sobre las once, lee que el Heraldo de Aragón informa sobre las siete víctimas en la primera semana de la epidemia. Entonces, sabe. No es un proceso diarreico estival.


Sobre las tres, un Buick Electra del 59 pasa de largo. Cargados con tres rifles, una escopeta calibre 12, dinamita y granadas, viajan tres hombres. El Comisario evalúa sus posibilidades y decide detenerlos. Los que vienen huyendo han secuestrado a García Gil, farmacéutico de los Cuerpos Sanitarios del Estado, él mismo que en el Heraldo de la mañana relató que no disponía más que de sentido común e instrumental rudimentario. El Comisario les pide que abran el maletero. Pero, evidente, alguno desenfunda un revolver calibre 45, alguno jala el gatillo y la bala, letal, le atraviesa la garganta. El Comisario tiene la misma sensación de cuando se destapa mientras duerme. Entonces muere.

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